24 de diciembre 2019 (Parte 2)

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- ¡Hola, familia! - Amelia entra en mi casa como si fuera la suya propia y, sinceramente, me parece precioso. Entra con esa sonrisa de oreja a oreja que eclipsa a la mismísima luna (el satélite, no mi perra) y mi padre la recibe con un abrazo tan fuerte que yo pensaba que me la mataba.

- ¡Yernaaaa! - sin comentarios al respecto.

- ¿Qué pasa, Marcelino? ¡Cuánto tiempo!

- Pues sí, hija, sí. Mi niña te tenía secuestrada - ¿mi cara?

 Mi niña te tenía secuestrada - ¿mi cara?

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- Hola a ti también, papá.

- Ven aquí, hija - me da también un abrazo y seguidamente se le tira Davinia encima.

- ¡Abuelooooooo! - a mi padre se le cae la baba con ella y no puedo culparle, a mí también.

- ¿Cómo está la niña más hermosa de todo el planeta?

- Muy bien, abu, ¿y tú?

- Pues ahora que te veo, muy bien también. ¡Qué alta estás ya! Ahora mismo me alcanzas - la pequeña se ríe y va a saludar a mi madre. Por algún motivo le tiene más respeto y la trata con más educación, no sé si se debe a lo que ocurrió en verano o que tiene miedo de que aún no acepte la nueva familia que he creado.

   Devoción le da el postre a mi padre para que lo ponga en la nevera, algo me dice que es el mismo que comí el año pasado por estas mismas fechas y no me voy a quejar en absoluto.

   Nos sentamos todos a charlar en el salón, mientras esperamos a María. Mis otras hermanas, ni siquiera en fechas tan señaladas, son capaces de venir, pero bueno, ellas se lo pierden. También va a venir el hermano de Amelia, así que vamos a ser bastantes.

- ¿Dónde vamos a comer? Aquí no cabe tanta gente...

- Pues tu padre y yo pensamos en hacerlo en la azotea. Ya subimos una mesa y sillas, solo falta subir la comida y la cubertería...

- ¿En la azotea? ¿No hará mucho frío?

- Puede ser, pero está el tiempo bueno... Si hace mucho, nos metemos.

A: *Espero que el frío no te baje el calentón de antes* - la miro asombrada ante tal atrevimiento de mensaje...

L: *Amelia, que están nuestros padres delante, por favor* - la veo sonreír.

A: *Jajajaja hasta donde yo sé, no pueden leernos, pero vale. ¡Ssshhh! Por cierto, no te lo he dicho, pero estás preciosa... Me dará pena quitarte esa ropa en unas horas* - admito que casi se me cae el móvil. Sabe cómo jugar sucio y voy en desventaja.

- ¡Luisita! - me sobresalto de tal manera que casi me caigo de la silla también.

- ¿Qué pasó?

- Que si estás hablando con tu hermana.

- ¿Eh? ¡Ah! No, no... Estaba... Estaba viendo Twitter.

La Maestra y La (no) Alumna. Segunda Parte. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora