¿En qué momento es Navidad otra vez? ¿Cómo puede un año pasar tan rápido? Y lo más importante, ¿cómo puede un año que pasa tan rápido estar lleno de tantos momentos? Es que no sé, no me entra en la cabeza... Una parte de mí sabe que este año ha sido INCREÍBLE, pero otra parte piensa que no lo he disfrutado todo lo que podría. No sé, me siento muy contrariada en estos momentos...
- ¿Luisita? - salgo de mi burbuja y la miro. Y ahí está esa sonrisa que puede calmar cualquier tempestad - ¿Estás bien, amor? Te has ido...
- Estoy perfectamente. Ven, siéntate aquí - la invito a sentarse en mis muslos, me apetece abrazarla y oler ese perfume que me hace perder la cabeza.
- Tenemos que prepararnos, pero si me lo pides así... - se sienta encima de mí y la abrazo - ¿Estás nerviosa? - Me coloca el pelo detrás de la oreja - Porque yo sí, muchísimo.
- Un poco. Pero ya hemos pasado por esto gracias al cumple de Davinia. Todo saldrá bien.
- Lo sé. No estoy nerviosa por eso...
- ¿Y entonces? ¿Por qué?
- Se me ha ocurrido algo y no sé si te gustará la idea...
- A ver, dispara - aprovecho para meter la cabeza en el hueco del cuello y dejarle unos cuantos besos.
- Me gustaría decir esta noche nuestra idea de una futura boda - me paro en seco, me separo y la miro con los ojos muy abiertos.
- ¿Por qué? O sea, no me parece mal, pero ¿por qué ya? Aún no está claro...
- Amor, quiero que vean que lo nuestro va en serio. Que no es una bobería del momento... Quiero que vean que tenemos planes de futuro... Además que si, finalmente, te contratan en el cole, pues ya iremos reuniendo el dinero entre las dos... - me ha convencido.
- Está bien, amor. Lo diremos. Realmente un futuro a tu lado es todo lo que puedo pedirle a Papá Noel y a los Reyes Magos. Y ahora por eso... Davinia...
- No, aún no lo sabe, se lo quería decir este año para que no empiece el año que viene secundaria con esa idea...
- Me parece genial. Pero se lo decimos después de que pase todo. Dejémosle la ilusión un poco más.
- Igualmente, creo que sí lo sabe, pero se hace la tonta, pero sí. Cuando acabe todo - nos quedamos un rato abrazadas sin hablar, solo escuchando nuestras respiraciones y yo su corazón. La paz de este momento no lo cambio por nada del mundo.
De repente, la oigo suspirar muy fuerte, creo que está tan en modo zen como yo y me encanta. Solo falta Davinia y ya estaría completa, pero está ayudando a Devoción con el postre. Esta noche celebramos la Nochebuena en mi casa y ha insistido en llevar, más que sea, el postre. Ya todos sabemos la afición de mi padre por cocinar, así que este año va a lucirse.
- ¿Podemos quedarnos en este momento para toda la eternidad?
- Yo, por mí, más que encantada, pero, entonces, por si acaso, tráete el perfume y ponlo cerca porque creo que te lo voy a quitar de la ropa - se empieza a reír.
- Mejor quítame la ropa directamente - hace ese levantamiento de ceja que hace que mis bragas se vayan a Júpiter como mínimo.
- ¡Ameliaaa! -me uno a su risa, pero si no fuera porque tenemos que prepararnos, lo haría. No vamos a mentirnos a estas alturas de la historia, ¿no?
- Solo doy ideas - se levanta después de darme un beso y se va exagerando el movimiento de caderas. ¡Me mata!
Me levanto también y voy corriendo hasta ella, la empujo hacia la pared para empezar a besarla. Quiero que vea lo que consigue con un par de palabras y una ceja levantada. La sorpresa viene cuando es ella la que intenta quitarme la camiseta.
- No. Quieta - le susurro en sus labios y sin pensarlo dos veces, meto la mano por el pantalón. Por suerte tiene el del pijama, así que es más accesible.
Me pongo a mover mis dedos por encima de sus bragas, haciéndola sufrir un poquito y cuando menos lo espera, aparto el trozo de tela y la hago gritar como tanto me gusta. Cuando empiezan a flojearle las piernas, se apoya en mí y me gime cerca de mi oído, cosa que me calienta aún más.
- Quiero otro regalo de Papá Noel...
- Di... Dim... - casi ni puede pronunciar palabra- Dime.
- Grita mi nombre otra vez - y lo hace. ¡Vaya que si lo hace! Creo que se enteraron hasta en mi casa - Gracias, preciosa - me besa mordiéndome el labio y eso solo significa que habrá revancha.
- Esto no queda aquí.
- Mapache rojo llamando a Fresita. Repito. Mapache rojo llamando a Fresita - ¡Davinia! ¡Qué susto!
- Aquí Fresita. Repito. Aquí Fresita. ¿Qué ocurre, Mapache Rojo?
- ¿A qué hora van a venir? - nos reímos por el cambio de tono.
- Danos media hora, mi amor.
- ¿Quién eres? No te has presentado.
- Aquí Luz de Luna. Repito. Aquí Luz de Luna.
- Gracias, Luz de Luna. Nos vemos pronto. Cambio y corto.
- Has creado un monstruo, Luisita.
- Cada día la amo más. No sabía que se lo había llevado.
- No se separa de él. Ni del busca, pero ese no sabe usarlo mucho todavía.
- Bueno, hice bien en regalárselos.
- Gracias.
- ¿Por qué?
- Por querer de esta manera tan bonita a nuestra hija. Verla ser una niña de nuevo me hace tan feliz... Creía que nunca volvería a sonreír como lo hace desde que estás en nuestras vidas.
- Bueno, yo también soy más feliz con ustedes, así que es un 50/50.
- Puede ser... Pero, igualmente, gracias.
- Todo un placer. Y vamos, que nuestra hija nos reclama...
Nos vestimos, colocamos unos poquitos regalos bajo el árbol y nos vamos a buscar a Devoción y Davinia para ir a mi casa. Mis padres odian la impuntualidad, algo que he heredado de ellos, aunque yo soy más despitada y en más de una ocasión acabo llegando tarde a todos lados... Perdónenme.
TO BE CONTINUED...
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¿Qué le regalará Luisi a Amelia? ¿Y Amelia a Luisi?
Nos leemos el sábado.
Pórtense bien😘 (o no)
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La Maestra y La (no) Alumna. Segunda Parte.
FanfictionContinuación del fic "La Maestra y La (no) Alumna en donde Luisa Gómez y Amelia Ledesma tienen un pasado en común como (no) alumna y maestra respectivamente, que les ha llevado a una situación un tanto particular. (Ninguno de los personajes que apar...