6 de septiembre de 2019

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Cuando llegamos al colegio no encontramos a nadie. Las demás se fueron a desayunar con Lourdes y nosotras, por supuesto, aprovechamos ese ratito para algunas carantoñas y algunos besos subidos de tonos, pero tenemos que parar cuando vemos entrando a una chica, guapísima por cierto, por la puerta.

  Amelia me mira y me ve embobada mirándola, se pone celosa y me pellizca el brazo.

- ¡Hola! Estoy buscando a la directora.

- Buenos días. Viene en seguida, se fue a desayunar con el resto del claustro. Yo soy Amelia y ella, Luisita.

- ¡Encantada! Soy Jose, la sustituta para NEAE.

- ¡Oh! Maravilloso - noto cierto retintín y poco me falta para traer palomitas.

   Le enseñamos el colegio, Amelia delante, Jose en medio y yo detrás "controlando" el rebaño (en verdad estoy disfrutando las vistas). En una de estas, Jose pregunta cuál es mi función en el colegio (buena pregunta porque yo tampoco la tengo muy clara, solo vengo por Amelia, chiqui) y Amelia me quita la palabra. Admito que me encanta cuando marca territorio tan sutilmente.

- Es monitora de un grupo y nos echa una mano en el cole. Es de gran ayuda, sobre todo para mí - ¿mi cara? De enamorada perdida.

- Perdón la curiosidad, pero ¿están juntas? - nos miramos sin saber qué decir - Lo digo porque se miran con mucho amor - Nuevamente mi chica se adelanta.

- Sí, lo estamos. Pero no lo sabe casi nadie, por si acaso me despiden.

- Descuiden, soy una tumba. Hacen muy bonita pareja.

- Gracias - contesto y beso a Amelia en la mejilla viendo como ese simple gesto hace que baje la guardia.

   En eso llegan las demás y Jose se va a hablar con Lourdes. Nosotras aprovechamos para subir a la clase, a ver si, de una vez por todas, acabamos con la puñetera decoración... (Ni se les ocurra decir nada de que el otro día si no hubiese pasado tal cosa, habríamos avanzado porque ¡CUCHILLO!)

- ¡Chicaaas! - ya empiezan a vender el pescado, espero que hoy esté más barato - ¡Buenos días a la pareja más hermosa del universo! ¿Cómo están?

- De verdad, Carolina, disimula, que si no vamos mal.

- Perdón, perdón. ¿Vieron a la nueva? Tiene pinta de estirada.

- No, no lo es. Antes estuvimos hablando con ella y súper simpática, ¿verdad, amor? - Amelia tiene cara de asco y yo sonrío.

- ¿Ah sí? Bueno, habrá que conocerla. ¿Cómo se llama?

- Jose.

- ¡Oh! No le pega mucho para lo guapa que es, pero está bien. A ver si hablo con ella. Bueno, voy a seguir colocando, las dejo - no sé si se dio cuenta de la cara de asesina que tiene Amelia tras su cometario, pero yo estoy disfrutando como una niña chica.

- ¿Seguimos, amor?

- ¿Seguir qué? ¿Diciéndole piropos a la nueva? Sigue... Yo me voy - sale por la puerta completamente cabreada.

- ¿Pero...? - me empiezo a reír y la persigo, pero con distancia de seguridad y cuando veo que no hay nadie a la vista en la planta de abajo, corro hasta ella, la agarro del brazo para frenarla, le doy la vuelta e intento besarla.

   La jugada no me sale bien, me quita la cara y se quita de mi agarre. Se mete en el baño y cierra la puerta con llave. Me quedo un poco en pause, pero entonces reacciono. Voy a la sala de profes, cojo un papel y un boli y escribo.

    Querido diario:

    Hoy el amor de mi vida se ha puesto celosa de una chica que acabamos de conocer y se ha enfadado porque he dicho que es simpática. ¿Cómo puedo decirle que vengan las mujeres que vengan, yo solo tengo ojos para ella? ¿Que no esperé toda mi vida por ella para que ahora se piense que una cualquiera tiene mi interés?

La Maestra y La (no) Alumna. Segunda Parte. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora