8 de octubre 2019

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    Me saluda de lejos con un beso volado. Sigue habiendo tensión en el ambiente, pero no se ha cruzado con la directa y tampoco la ha llamado a dirección, buena señal...

- Luisita, ven, por favor - ¡mierda! ¿Por qué yo? ¿Para qué hablo?- El jueves vas a ir de excursión con 3ro y 4to, y vas a firmar también el contrato de voluntariado para que tengas un seguro por si te pasa algo en el colegio - Me quedo mirando para ella a ver si va a decir algo más, pero no, ni siquiera me está mirando a la cara, evita el contacto visual a toda costa.

- Vale, gracias - salgo por la puerta lo más rápido que mis piernas me permitien, justo me choco con Amelia saliendo del baño y nos metemos bajo la escalera de madera.

- Hola, preciosa. Dicen las malas lenguas que vienes a la excursión conmigo - no puedo describir su sonrisa en ese momento, pero es preciosa.

- ¿Se vieron?

- Solo me dijo eso - hace una pausa - Ayer cuando llegué tenía una carta sobre la mesa y me asusté bastante, la verdad.

- No me lo contaste.

- Quería hacerlo en persona después de haberla leído. Era de todas diciendo que nos apoyaban en todo. Entre Cris y Carolina les contaron todo lo que había pasado y como bien han dicho, todas están felices con que seas tú - me acaricia la cara con ternura y yo lo disfruto cerrando los ojos.

- Eso es fantástico, amor.

- Sí, pero aún sigo con miedo.

- Te entiendo, cariño. Es normal, pero todo estará bien - le cojo la mano y la acerco a mí - Ahora no estamos solas en esto. Te quiero - le doy un beso rápido y la dejo ir a clase.

    En el recreo no dejamos de mirarnos y sonreírnos. De repente, Jose se me acerca por detrás y me abraza dándome un beso en la mejilla, casi a la altura de los labios.

- ¡Hola, gordi! ¿Cómo estás? Ya me enteré que vienes a la excursión con nosotras - miro a Amelia y no parece contenta.

- Mmmmm... Sí, sí voy a ir. Deseando ese ratito con Amelia, la verdad - se separa rápidamente porque se da cuenta del fallo.

- ¡Oh! Disculpa, no me acordaba de eso. Mmmm... Creo que mejor me voy. Me alegro de verte - eso fue raro de cojones.

- ¿Qué quería? - ¡uy! ¡Qué susto, maricón!

- ¡Ameliaaaa! Me asustaste. Nada, me dijo que sabe que voy el jueves.

- ¿Y de lo otro? ¿Te dijo algo como que fue ella quien nos delató?

- No, no me dijo nada. No creo que haya sido ella igualmente, no sé...

- No me fío de ella...

- Pues fíate de mí, por favor - le agarro las manos, por primera vez, sin miedo a que nos vieran.

- Lo siento, Luisita, tienes razón. Supongo que aún ando un poco desconfiada después de...

- Tranquila, lo entiendo. Te amo, mi amor.

- Te amo también. ¡Qué ganas del jueves!

- Yo tengo más ganas de ti, pero sí también.

- ¡Luisita! - se ríe - ¡Qué boba!

- Por ti - le doy un beso en la mejilla justo a tiempo porque empieza a sonar la música y a subir los niños que, por poquito, casi nos pillan.

   Cuando nos giramos, la directora está mirándonos y Amelia quita la cara rápido, pero yo no le aparto la mirada en ningún momento, no pienso dejar que me vea débil y consigo que sea ella quien deje de mirarme. Nos vamos con Cristina y los niños, ya que a Amelia le toca apoyo. Es una zona libre para tonteo y boberías a las que Cristina nos ríe la gracia siempre.

La Maestra y La (no) Alumna. Segunda Parte. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora