25 de octubre de 2019

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   Como le prometí, voy al colegio. Hoy se respira paz en el ambiente y no solo por nuestra parte, si no por todas las trabajadoras. Realmente, todas le tienen miedo a Lourdes, esa señora es un ogro, pero ya le quedan pocas horas de luz en ese colegio... No, no voy a matarla, aunque ganas no me faltan, la verdad, pero los trámites para echarla ya están en marcha, así que es cuestión de tiempo.

    A lo que importa, mi mujer hoy me viene con unos pantalones militares que le quedan bastante ajustados y no me viene nada bien que le marque todo el trasero porque me dan más ganas de lo habitual a cogérselo y ¿saben qué? Que lo hago cada que tengo oportunidad. Ese culo merece un museo para él solito, bueno, ella en sí merece un museo solo para ella porque ¡tremeda obra de arte! (Aquí entre nosotros, a veces me gustaría saber si ella piensa también estas cosas sobre mí o solo yo soy una intensa de mierda en esta relación).

- ¿Amor? ¿Me escuchas? - salgo de mi nube y ahí está, delante de mí, hablándome de algo que no escuché por andar pensando en su belleza, pero es que la miro y me voy otra vez... Es un bucle sin fin.

- Lo siento, Amelia. No te escuché, me quedé perdida en tu belleza - se empieza a reír y niega con la cabeza.

- Te decía que ya sé quién nos delató...

- ¿En serio? ¿Quién? - ahora sí tiene mi entera atención.

- La hermana de Lourdes...

- ¿Inma? ¿Y ella cómo lo...? ¡Oh! - Inma trabaja en el colegio donde está Davinia, entonces, es probable que le llegara el rumor por medio de Otilia o que nos viera...

- ¡Exacto! Todavía no sé por qué, pero ya se lo preguntaré cuando tenga la reunión en el colegio por Davinia... La cogeré desprevenida.

- Pero, ¿quién te lo dijo?

- Sonia... Se lo oyó a Lourdes ayer por la tarde y me lo dijo cuando llegué.

- ¡Vaya recibimiento!

- ¡No, mujer! Me saludó, hablamos un rato y, luego, me lo dijo.

- Bueno, pues ya arreglaremos cuentas con esa... De momento, ven - la agarro de la camiseta y la acerco a mí. Estamos en el café, solas y aprovecho para besarla mientras le agarro el culo - Me tienes hablando sola con este pantalón, Amelia... No te voy a dejar ponértelo más.

- ¿Qué? - me río y vuelvo a besarla. Mi vicio favorito y encima es gratuito - ¡Estás loca!

- ¡Sí! ¡Mucho! - nos quedamos abrazadas y entra Cris.

- Buenas, tortilitas. ¿Cómo están hoy?

- Pues ya nos ves... Como pulpos.

- Hacen bien. Aprovechen hoy que pueden. Oye, Luisita, ¿te comentó Amelia la idea que tenemos para Navidad?

- ¡Ay, no! Gracias, Cris... Yo es que veo a esta mujer y si no fuera porque es automático, me olvidaría hasta de respirar - ¡vaya! Tremendo piropazo - Cris, Carol, Jose y alguna más quieren que partamos el año juntas en un apartamento y yo les dije que depende de ti ya que serían las primeras navidades de toda la familia por fin reunida...

- No creo que haya problema. Yo creo que solo pasando Nochebuena y Reyes con todos está bien, ¿no?

- Lo que tú me digas, mi amor. Habría que contestar antes de que acabe el mes, así que aún hay tiempo para que te lo pienses.

- ¿Nosotras dormiremos en un habitación aislada? - me dirijo a Cris.

- Habría que mirar primero la distribución, pero si es tu único requisito, no hay problema. Como si quieren un apartamento solo para ustedes.

- No, eso saldría caro. Además que la idea es estar todas juntas ¿no? - Amelia no parece convencida, creo que no quiere ir, así que...

- Bueno, ya les diré - la veo sonreír aliviada. A saber qué tiene en mente mi mujer.

  Le preparo el café a Amelia y la infusión a Cris, en lo que ellas se ponen a hablar de los enanos y sus progresos en las clases, que no son muchos, pero algo hay. A Amelia se le llena la boca cuando habla de ellos y eso solo me da más ganas de ampliar la familia, lo malo es lo caro que es... Creo que va siendo hora de empezar a echar currículos a diestro y siniestro para poder compartir gastos con mi morena.

- ¿Luisita? - vuelvo a la realidad y me quedo mirándola- ¿Otra vez te fuiste?

- Estaba pensando que si queremos ampliar la familia, tengo que ponerme a trabajar ya.

- ¿Espera qué? ¿Trabajar por qué?

- No voy a dejarte siempre ser la que gasta dinero.

- Amor, aunque me duela decir esto, cobro más que tú al mes dando clase. Créeme que no hay problema ninguno. Las cosas forzadas no salen bien, así que termina primero el proyecto y ya, después, buscamos el trabajo que quieras, ¿sí?

- Bueno - bajo la cabeza, pero en seguida me la levanta para mirarla.

- ¡Gracias! Significa un mundo para mí que estés pensando en eso, Luisita, te lo juro. Te ves tan madura y sexy - se me acerca peligrosamente y ahí comprendí porque no deberíamos ir a ese apartamento... Esa noche, seguro, acabamos al ritmo de las campanadas, en la cama haciendo cosas de +18. Bueno no, +23, que luego se enamoran y no es plan - Y gracias, también, por darte cuenta de que no quería ir al apartamento... Tengo otros planes mejores.

- No hay de qué, preciosa. ¿Vas a decirme la idea?

- Cuando llegue el día. De momento, conformate con que no habrá ropa.

- ¡Me matas, Amelia! ¡Me matas! - se ríe, me da un beso corto y se va al patio. Cuando reacciono, bajo corriendo tras ella, la agarro del brazo con cuidado y le doy la vuelta para que me mire - Solo quiero decirte que ESPERO no me dejes a pan y agua hasta entonces, por favor.

- Sabes que por mucho que quiera, eso es imposible hasta para mí. No puedo resistirme a verte desnuda debajo de mí - se muerde el labio mientras me mira de arriba a abajo y, digamos que, ha calentado la comida que no va a comerse esta noche.

- Te odio.

- Yo también te amo, mi amor.

  El resto de la mañana transcurre sin ningún problema. Amelia y yo nos lo pasamos mirándonos, besándonos como adolescentes escondidas y, también, comiéndonos con la mirada.

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   Ya se descubrió el pastel...

   ¡Nos leemos el jueves!

    Pórtense bien 😘 (o no)

La Maestra y La (no) Alumna. Segunda Parte. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora