(Nota de la autora: esa canción no está ahí porque sí. Aunque se oye de pena, pero bueno, eso es tema aparte. Esa canción la cantó la tutoría de la profesora en la que me inspiré para esta historia en una residencia de ancianos con lengua de signos incluida y me pareció tan precioso que tengo guardado ese recuerdo a fuego. Espero que les guste).
Contra todo pronóstico, la nueva directora, bastante simpática y buena gente, me invita al almuerzo de profesores que hay después de las clases. A Amelia, aunque le cae bien y todo eso, le da mala espina, pero, aún así, se alegra de que no vaya a perderme ese día.
¿Le hemos contado lo nuestro a la nueva directora? Pues no, simplemente, porque seguimos pensando que la vida privada nuestra no interfiere en nada laboral y que somos, aunque parezca que no, bastante discretas. Así que, de momento, seguimos en nuestra burbuja, pero con mucho cuidado.
Como decía, me invitan al almuerzo, pero primero tenemos que ver las actuaciones de cada curso en la típica gala de Navidad. Los niños de Cris, Aurelia y Sofía, la profe de 5 años, son muy graciosos. A esas edades son tan bonitos y tan inocentes, a muchos aún no se les entiende al hablar y otros se enfadan hasta por la respiración del compañero, pero siguen siendo mis enanos preferidos. Sobre todo los de Cris, de esa clase adoptaría, mínimo, a 4, pero no puedo y eso me pone un poco triste (jajajaja es broma, ya los tengo adoptados mentalmente, pero solo lo sé yo y ahora ustedes, así que discreción)
Luego le toca el turno a 1ro, donde está la hija de Natalia (¿se acuerdan de ella? ¿Mi tutora de prácticas? He seguido viéndola algún que otro día suelto y hemos hablado un poco de la vida, pero ya no siento nada por ella. La quiero muchísimo, eso sí, pero ahora solo siento pura admiración porque es todo lo que quiero ser cuando sea profesora de inglés también) y 2do. No voy a mentir, me parece un poco aburrida la actuación, pero bueno... Ya a esas edades empieza la vergüenza y están bastante cortados.
Les sigue el curso de Carolina, 3ro, con una obra de teatro. En este curso está la niña a la que doy clases y ayer estuvimos ensayando su grandiosa frase, solo espero que no se equivoque. Carol me pide de favor que vigile a los alumnos que se quedan detrás del escenario para que no hablen y tengo un medio enfrentamiento con el problemático de la clase. Que me va a denunciar dice. ¡Ay, pequeño, no te queda nada! Perro ladrador... Pero bueno, a pesar de eso, la obra sale a pedir de boca, mi niña no se equivoca y yo pues soy una profe muy orgullosa.
Salgo de detrás del escenario y voy a sentarme para ver la actuación de los niños de Amelia, 4to, aunque ya la vi hace unos días en una pequeña excursión a una residencia, pero es que me pone los pelos de punta y me toca el corazoncito de una manera muy bonita. Antes de sentarme, veo a Jose entre el público, en las primeras filas y como hacía tiempo que no la veía, me senté con ella. Ya no está en el cole porque volvió la profe a la que sustituía, así que... Otro peso menos para Amelia, aunque a mí me cae muy bien.
Cuando empieza la actuación me quedo embelesada mirando para Amelia mientras les dicta las señas que tienen que hacer. Días antes estaba preocupada porque creía que hacer la actuación así sería una ofensa para un alumno de 3ro que tiene sonotones, pero menos mal que no siguió con esa idea porque, a mi parecer, es una bonita manera de inclusión y más en este tiempo de Navidad, ¿no? Además que hasta donde recuerdo, nunca se ha hecho una actuación de ese estilo, así que encima renovando... Lo siento, mundo, no pueden tener a la mejor novia porque ya la tengo yo.
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La Maestra y La (no) Alumna. Segunda Parte.
FanfictionContinuación del fic "La Maestra y La (no) Alumna en donde Luisa Gómez y Amelia Ledesma tienen un pasado en común como (no) alumna y maestra respectivamente, que les ha llevado a una situación un tanto particular. (Ninguno de los personajes que apar...