Hinata podía escuchar el tranquilo latir del corazón de Atsumu al tener su cabeza apoyada en el pecho del mayor.
Ambos adolescentes se encontraban en la casa del mayor, ambos sentados en el sofá de la sala viendo una película tapaditos con una manta evitando el frió que aun hacia a mediados de marzo. Atsumu tenia su brazo derecho alrededor de los hombros del pelinaranja y este tenia sus piernas encogidas sobre el cojín del sofá y su cabeza perfectamente colocada en el pecho del mayor.
Sin duda nunca creyó que los sentimientos correspondidos se sintiesen de esta manera. La relación que ambos tenían era de apenas de un mes y aunque la llevasen en secreto, sus muestras de afecto siempre estaban presentes.
Ambos habían aclarado que era mejor que nadie supiese lo que ambos tenían. No querían tensión en el equipo o malas miradas durante las clases. A Atsumu le quedaba un año y podría librarse de eso, pero Hinata tenia dos por delante y el rubio tenia claro que quería lo mejor para el pelinaranja y no quería verlo sufrir.
—¿Me recuerdas por qué estamos viendo Ghost en vez de estar tumbados en tu cama mirándonos a los ojos?- cuestionó el pelinaranja sin moverse de su posición.
Atsumu rió y atrajo más -si es que eso es posible- a Hinata contra él.
—Porque aquella sesión de fotos con la arcilla me recordó a esta película romántica que mi madre muchas veces ve.- respondió.- Ademas de que suponía que no la habías visto
—Supones bien. Ni sabia de su existencia.
—Tu genuina ignorancia es algo de lo que me hace enamorarme aun más de ti.
El pelinaranja evitó con todas sus fuerzas ignorar aquellas dulces palabras de Atsumu pero no pudo.
Giró un poquito su cara para ver como el rubio le estaba mirando con una bonita sonrisa. Él le devolvió una un poco más pequeña pero con el mismo cariño que el rubio le mostraba. Se inclinó hacia delante y él solo pudo sonreír antes de que los labios de ambos se juntaran. Encogió los deditos de sus pies y sintió el tranquilo beso que se daban. Una de las manos de Atsumu le acariciaba con delicadeza una de sus mejillas mientras que la otra reposaba tranquila en su cadera. Él por su parte tenia sus pequeñas manos en el pecho del mayor sintiendo su tranquilo latir.
Todo esto era demasiado hermoso como para ser cierto.
—Tsumu, cariño, al menos comprueba que no estoy.
Ambos menores se separaron y tuvieron la decencia de estar avergonzados por haber sido descubiertos.
La mujer se había tomado bien la repentina relación que Atsumu tuvo con el pelinaranja. Le trataba con cariño e innumerables veces que el más bajo ha pasado por su casa le ha dejado una rica comida que compartir con su hijo mientras ella está trabajando. Pero cabe destacar que ella algo ya se olía.
Aquella vez donde todos se quedaron a dormir, le pareció extraño no ver a su hijo en la sala y que el pelinaranja tampoco estuviese. Por eso decidió ir al piso superior encontrando prendas a mitad de camino. Como buena madre que no irrumpe en la intimidad del cuarto de su hijo -y porque no quería cogerse un trauma- dio media vuelta y se fue a la cocina a hacer el desayuno. Ya luego mandaría a uno de los dos chicos que dormían como perezosos a la búsqueda de su hijo.
—Es un gusto verte de nuevo Shouyo-kun.- le sonrió.
—Lo mismo digo Suzuki-san. Y perdón por la intromisión.
—Dime Ami, cariño. Después de todo seremos familia.
Las mejillas de Hinata se sonrojaron y se cubrió parte de su cara con la manta intentando que la vergüenza no lo engullese.

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Yo... ¡¿En Karasuno?! (AtsuHina)
FanfictionDespués de las nacionales, la familia de Miya Atsumu se derrumba tras el divorcio de sus padres. Su hermano Osamu se va con su padre, y él con su madre. Pero nunca creyó que se acabarían mudando a la ciudad natal de su madre y que él entraría al Kar...