Su teléfono no dejaba de sonar por culpa de una llamada entrante, y aunque se cubriese la cabeza con sus sábanas intentando que con eso el ruido desapareciera o incluso dejase de sonar tan alto; era completamente inútil.
Soltó un suspiro de alivio al sentir como su teléfono dejaba de sonar y entre su aún mente dormida, sonrió de forma perezosa e intentó sumergirse de nuevo en un tranquilo sueño hasta que la molesta alarma sonase para ir a la escuela.
Pero aquel gusto no le duró mucho.
Su teléfono volvió a sonar haciéndole fruncir el ceño. Con su mano, tanteó la mesilla de noche en busca del maldito aparato y contestando sin mirar cuando dio con él.
—¿Diga?- preguntó con la voz ronca, soñolienta y enfadada.
—Asómate a la ventana.
Alejó el teléfono de su oreja y con fuerza sobrehumana abrió los ojos, cerrándolos al instante al sentir la luz del teléfono chocando contra ellos.
Gruñó en frustración y parpadeó un par de veces antes de entrecerrarlos y mirar el nombre de la persona que lo estaba molestado a esas horas en las cuales él podría seguir durmiendo como un bebé.
De sus labios salió un lamento y volvió a poner el aparato en su oreja.
Sentía que el sueño empezaba a desaparecer... Y no le gustaba.
—¿Se puede saber que hace aquí? Todavía queda mucho para ir a la escuela.
—Eso no importa ahora. ¿Me dejas entrar en tu casa?
Muy, pero que muy, muy, muy en el fondo deseaba decirle que no y que se pudriese como una hora antes de que saliese de casa; ahí fuera por haberle despertado cuando no era hora. Pero se dijo que aquello era demasiado malvado hasta para ser él.
Suspirando, se giró en la cama cambiando el teléfono de oreja y habló.
—Entra... La puerta está abierta.
—Eso está mal Tobio-kun. Así cualquiera puede entrar y robarte.
—... En ese caso, si me falta algo en casa ya sé de quien es la culpa.- dijo para cortar la llamada.
Suspiró cerrando los ojos, y los volvió a abrir para mirar a Yuto durmiendo a su lado hecho bolita.
Con su dedo índice repasó su nariz, pasando por su pequeña cabeza y acabando en lomo una y otra, y otra vez.
En aquellos tres días que lo había tenido con él, lo había puesto a dormir a su lado brindándole de su calor y el mismo amor que su abuelo le había enseñado antes de que le dejase.
—Sí lo dejas dormir en tu cama se va a acostumbrar y eso no es bueno.- giró su cabeza hacia la puerta de su habitación viendo como Atsumu se apoyaba en ella con sus brazos cruzados sobre su pecho.— Hola, Tobio-kun.- saludó.
No quedándole de otra, Kageyama se quitó las sábanas de encima y se sentó en el colchón mirando con algo de sueño en sus ojos al incordio de la puerta.
—¿Qué hace aquí Atsumu-san?
—Necesito que me acompañes a un lugar.

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Yo... ¡¿En Karasuno?! (AtsuHina)
FanfictionDespués de las nacionales, la familia de Miya Atsumu se derrumba tras el divorcio de sus padres. Su hermano Osamu se va con su padre, y él con su madre. Pero nunca creyó que se acabarían mudando a la ciudad natal de su madre y que él entraría al Kar...