Tres

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Cuando Atsumu iba de camino a Karasuno algo le decía que ese día sería demasiado movido para él.

Se había asegurado de llevar sus auriculares para evitar escuchar comentarios innecesarios de los alumnos. Quería que los tres meses que le quedaban en su segundo año fuesen lo más tranquilos que pudiese. Ya tendría en abril el momento de desmadrarse con moderación, aún pensando si optar por hacer los exámenes para la universidad.

El voleibol de momento quedaba descartado para él.

Paró su andar al ver en la entrada al libero y al atacante lateral apoyados en una de las paredes. ¿Todavía tenía tiempo de dar media vuelta e irse? Podría fingir alguna enfermedad.

Pero no. Aquel par le vieron.

Suspiró y retomó su camino. Pasó de largo de ellos dos y fue hacia el interior de la escuela. Abrió el pequeño casillero que le fue asignado para guardar sus zapatos y los sacó. Se quitó los que llevaba puestos y los guardó mientras se ponía los otros. Cerró la puerta y se giró para ir hacia las escaleras.

Las subió con tranquilidad y se fue quitando los auriculares mientras paraba la música. Enredó el cable con cuidado y los guardó en el bolsillo interno de su bolso. Puso su teléfono en silencio y lo guardó de la misma forma en el bolso.

Volvió a parar su andar y se giró mirando a aquellos dos que lo habían estado siguiendo desde que llegó. Se cruzó de brazos y alzó una ceja.

—Dejad de seguirme.

Pff, nosotros no te seguíamos.- dijo Tanaka.

—Solo íbamos a nuestras clases.

Atsumu entrecerró los ojos.— Si eso fuera verdad no habríais entrado detrás de mi en la entrada.

—¿Has visto eso Ryuu? Cree que no entramos porque le estábamos esperando.

Ambos rieron de manera exagerada y el rubio puso una cara de asco. Los pocos alumnos que habían en el pasillo ni si quiera les dirigían la mirada.

Negando con la cabeza, se giró y abrió la puerta de su clase. Caminó hacia su asiento y colgó su bolso en el gancho de la mesa. Apoyó su cara en su puño derecho y miró por la ventana viendo el cielo lleno de nubes negras. Era tan deprimente como su paso por esa escuela.

Sintió al libero sentarse frente suyo y como se giraba a verlo.

—¿Por qué no te unes al equipo?

—No tengo que darte explicaciones.- le respondió sin girarse a verle.

—Es mejor que lo hagas. Ryuu y yo no somos tan intensos como Shouyo.

Atsumu bufó.— Déjame tener el beneficio de la duda.

—¿Crees que somos intensos?

—Sí.

—Al menos mírame cuando te hablo. Me hace sentir ignorado.

El rubio apenas giró su cabeza y miró a los ojos del más bajo.

—Ya te miré. Ahora gírate y déjame tranquilo. No pienso unirme al equipo.

 No pienso unirme al equipo

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Yo... ¡¿En Karasuno?! (AtsuHina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora