Él pensó que perder las nacionales había sido el fin para él. Algo frustrante y doloroso, pero que sabia podría volver a intentar el próximo año.
Tal vez Kita-san ya no estuviese, pero habrían nuevos de primero muy buenos y los que pasarían a segundo tendrían potencial. Los de tercero como él tendrían que seguir dando ejemplo.
Pero nunca espero que al llegar a su casa después de ver como el Karasuno perdía contra Kamomedai sus padres les informasen a él y a Osamu su divorcio.
Sabia que tenían problemas... Pero nunca pensó que tan graves eran. Pensó que quizás podría sobrellevarlo aun estando con su hermano en la escuela, pero la realidad le había golpeado al saber que su madre tenia su custodia y se mudarían de Hyogo. De aquello habían pasado tres días.
Tres días en los que había llorado como un niño pequeño al romper su juguete favorito mientras guardaba en cajas cada uno de sus pertenencias. Habían transferido sus datos a la nueva escuela y al llegar le darían su nuevo uniforme. ¿Quien demonios se trasfiere en enero a apenas dos meses de finalizar el curso?
A sí. Él.
Seria el raro sin amigos.
Podría poner su máscara de que todo iba bien cuando en el fondo la soledad y la ansiedad se irían apoderando de él lentamente hasta marchitarlo.
No había querido hablar ni ver a nadie. Se sentía miserable y tal vez pasar sus últimos momentos junto a su hermano era lo que debería de hacer. Pero no. Estaba en su cama acostado lamentándose el que en apenas unas horas tendría que irse. Con los ojos hinchados y rojos de tanto llorar.
El idiota de su hermano tampoco se había aparecido a consolarlo si quiera. Parecía como si su partida no significase nada para él. Claro, como se quedaba en Hyogo en la misma preparatoria y con los mismos amigos... No tenia por que estar sufriendo.
¡Joder! ¡Pero él se iba y maldito de Osamu no era capaz de estar a su lado!
Unos toques en su puerta le advirtieron que alguien entraría.
—Atsumu.- era su madre.— Tenemos que irnos.
Se giró con rapidez y vio a la mujer.
—¿Ya? ¿Tan pronto?- preguntó con la voz algo pastosa.
—Son cuatro horas de camino hacia la nueva casa.- le dijo mientras se acercaba hasta su cama y con delicadeza le acariciaba el pelo.— El camión de la mudanza acaba de irse.
Atsumu soltó un suspiro pesado y asintió.
—Sé que esto es duro cariño, pero solo será por un año.- la mujer le miró con dulzura.— Cuando te gradúes puedes regresar y estar con tu hermano y tu padre.
—¿No te molestará?- le dijo sorbiendo unos mocos que pretendían salir de su roja nariz.
—Me molestará más ver que sigues llorando y que no eres feliz.
Atsumu asintió y sintió como su madre le besaba la frente.
Ella salió despacio de su habitación y él se enderezó quedando sentado en la cama. Miró cada rincón de su habitación, desde el desgastado escritorio hasta la estantería vacía que había. Sacudió su cabeza y se puso en pie. Mientras más retrasase su partida más doloroso seria.
Cogió la ropa que había dejado preparada para el día que tenia que irse y se la puso con lentitud. Sus vaqueros, su camisa de cuello de tortuga, su gabardina favorita en épocas de invierno y su bufanda favorita que había sido regalo de Osamu hace cinco años.
Estaría desgastada pero aún calentaba.
La ropa que tenia puesta la guardo en la mochila que había dejado cerca y al cerrar la cremallera de esta y colgársela al hombro dio una ultima mirada a la que fue por diecisiete años su habitación. Cerró la puerta y bajo las escaleras.

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Yo... ¡¿En Karasuno?! (AtsuHina)
FanfictionDespués de las nacionales, la familia de Miya Atsumu se derrumba tras el divorcio de sus padres. Su hermano Osamu se va con su padre, y él con su madre. Pero nunca creyó que se acabarían mudando a la ciudad natal de su madre y que él entraría al Kar...