Era claramente de mañana porque podía escuchar perfectamente el piar de los pájaros. Sentía un rico calorcito rodeándole y no quería para nada abrir los ojos. Estaba tan relajado...
Sin embargo, los abrió.
Lo primero que vio fue algo blanco. Al subir la mirada se dio cuenta que estaba a escasos centímetros de la cara de Atsumu quien dormía profundamente ajeno a su inquisidora mirada. Sus brazos le rodeaban con cariño y bastante cerca de su cuerpo para poder sentir su calor. Su corazón sin duda empezó a latir con rapidez llegando hasta sus oídos.
Abrió un poco su boquita haciendo que saliese un suspiro de ella. La boca de rubio estaba ligeramente abierta viendo como su labio inferior era grueso, perfecto para tocarlo con sus dedos o morderlo mediante un beso. Su labio superior era un poco mas fino, pero igualmente era grueso, perfecto para que lo envolviese entre los suyos. Y sin poder aguantarse, alargó su mano derecha y tocó con suavidad los labios de Atsumu.
Eran suaves y esponjosos.
Mientras sus dedos los rozaba, sus ojos miraban el dormido y atractivo semblante del mayor. De pestañas largas que acariciaban sus mejillas. Piel color caramelo y nariz perfecta. Sin duda Atsumu, era sinónimo de belleza pura.
Con cuidado, apartó la mano que rodeaba su cintura y se apoyó en su codo izquierdo. Miró por largos segundos a Atsumu antes de inclinarse hacia el frente y unir sus labios con los del mayor. Entre sus labios atrapó el labio superior en un suave roce y se separó escuchando un chasquido. Cuando abrió los ojos el otro seguía durmiendo y eso le hizo sonreír de lado. Sin salir de las mantas y con cuidado, se puso encima de rubio. Apoyó sus caderas en las contrarias notando la típica erección mañanera chocar contra su zona trasera haciéndole soltar un suspiro. Volvió a inclinarse hacia el frente apoyando sus manos en el duro pecho de Atsumu, y empezó a besar toda su cara y cuello con pequeños pero largos piquitos a la espera de que se despertase.
Lo escuchó quejarse y eso le hizo sonreír de lado.
Empezó a mover suavemente las caderas a la espera de que aquel pedazo de carne se hiciese más grande y duro. Él también comenzaba a sentirse excitado y probablemente se veía preparado a darle aquel tesoro a Atsumu. Si era con él, le daría su virginidad y todo lo demás.
—¿S-shouyo-kun?
La voz ronca y adormilada de Atsumu le hizo estremecer.
Era condenadamente sexy.
—Miya-san...- jadeaba.
—Ah... ¿Que e-estás haciendo?
—Ahora lo veo todo claro, Miya-san.- dijo con ojos llenos de lujuria.
—¿El qué... Shouyo-kun?
El pelinaranja se mordió el labio inferior y paró todos sus movimientos.
Con sus pequeñas manos agarró las mejillas del rubio y le dio un beso siendo correspondido enseguida. Sus labios se movían en completa sincronía y el latir de sus corazones iban al mismo compás.
—Ahora me doy cuenta de lo que siento por ti, Miya-san...- le dijo al separarse.— Te quiero.
—Pero Shouyo-kun, lo nuestro no puede ser... Tu estás con Tobio-kun y yo con Tooru-kun.
—No importa. Tu también lo notas, ¿cierto?- llevó la mano del mayor hacia su corazón.— El amor que ambos nos tenemos es más fuerte que cualquier otra cosa.

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Yo... ¡¿En Karasuno?! (AtsuHina)
Hayran KurguDespués de las nacionales, la familia de Miya Atsumu se derrumba tras el divorcio de sus padres. Su hermano Osamu se va con su padre, y él con su madre. Pero nunca creyó que se acabarían mudando a la ciudad natal de su madre y que él entraría al Kar...