•Cautiva•
Desde lejos observé como Sander la tomó en brazos, mientras que William, Clark y Niol se encargaban de sus amigos.
— Elián, ¿no crees que esto es demasiados exagerado?, Secuestrar a tres adolescentes en una excursión— cuestionó el rubio dándome a la castaña. Respiré profundo llevándome su dulce olor a mi sistema.
—Mañana ellos podrán regresar, pero ella no. No dejen rastros— ordené dándome la vuelta.
—El portal está abierto, ¿ella es tu mate?— mi querida Malena se ofreció a ayudarnos, con su habilidad podíamos llegar a la casa sin necesidad de exponernos.
—Asi es, ella es nuestra Luna.
Me adentré al portal viendo como acataban mis órdenes, desapareciendo todo rastro de los chicos.
«Lamento que sea así pequeña niña, pero tú bonita, eres mía»
Aparecimos en la casa de Louisiana.
Respiré profundo caminando hacia las escaleras. La subiría hacía nuestra habitación.—Elián— paré en seco al escuchar el llamado de mi guardiana.
—¿Crees que esto es correcto?— sonreí sin darme la vuelta.
—Yo siempre hago lo correcto.
Continúe subiendo hasta llegar a la puerta de mi habitación. Con rapidez abrí la puerta empujándola con el pié y cerrando con este mismo. El brillo de la luna iluminaba en gran parte
estancia.La acomodé en la cama quitándole sus botas. No planeaba ir más allá de quitarle el suéter para que estuviese más cómoda.
Prendí una vela mirándome al espejo. La seriedad era parte de mí.
Regresé a la cama recostandome en el otro extremo. No solía necesitar dormir demasiado, por ahora solo deseaba observarla, ver cómo su pecho subía y bajaba cada que respiraba. Sentir ese olor que me volvía loco, era como tener cientas de manzanas cortadas, rodeadas con canela y miel.
Me encantaba, era sencillamente perfecta y no carecía de belleza.
***
Muy temprano por la mañana ya me había dado una ducha fresca y colocado nuevas prendas. Ella aún no despertaba, durante la noche se movió ligeramente hacia el centro de la cama, abrazando una almohada.
Se movía demasiado, lo que en algún punto de mi vida me hubiese molestado, ahora me parecía fascinante.El toque de la puerta me hizo levantarme del sofá donde permanecía sentado.
—Aquí están las cosas que me
pediste— Comentó la rubia entrando con varias bolsas que apenas podían sus débiles brazos.—Gracias Daysi—De nada hermanito, ¿aún está dormida?— asentí con la cabeza.
—Bueno ya debo irme, que lástima que no regrese hasta el jueves, le traeré muchas cosas de París— rodé los ojos. Era tan emocional.
—Adios hermanito— me incliné un poco para que pudiese darme un beso en la mejilla de despedida.
No solía pasar mucho tiempo aquí, venía a visitarme de vez en cuando. Daysi decidió llevar una vida con mayor libertad, viajando, conociendo, emprendiendo nuevas cosas.
Saqué las prendas de las bolsas colocándolas en el clóset. Dejando un conjunto de ropas en la orilla de la cama. Mientras doblaba un quejido me hizo levantar la cabeza.
Miré como abrió los ojos observando el lugar donde se encontraba, hasta que se percató de mi presencia.
Sus ojos se cristalizaron, su labio inferior empezó a temblar.
Suspiré dejando lo que estaba haciendo, me acerqué, ella retrocedió con temor.
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El aullido del Alpha (Terminada)
WerewolfElián, uno de los más poderosos Alphas acude a una reunión al norte de Canadá. Alderin, una chica que no sabe más que meterse en problemas. Pensó que moriría, hasta que ese hombre se cruzó en su camino. La bestia había encontrado a su bella, y el...