Capítulo 15: Alderin

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Este capítulo contiene leves menciones románticas. Ya saben a qué me refiero. Se recomienda discreción. (Me pasé de lanza con el capítulo. Si eres menor NO LEAS NO LEAS REPITO, VE A LEER EL PRINCIPITO)

...

«Es curioso encontrar la razón de ser de un monstruo, en un corazón tan frágil»

•A su lado•

Una parte de mi ser seguía sin poder creer todo lo que estaba pasando. Era como un juego, como si estuviese atrapada en otra dimensión, la cual, era tan adictiva que cada día, me hacía más parte de ella. Y no estaba segura de querer irme alguna vez.

Cuando desperté ya era de noche, me sentía bien, recuperé mis fuerzas a bordo de un inmenso apetito. Elián estaba a mi lado, bajamos por la madrugada al comedor. Esperaba no fuese incómodo, sin embargo no fuimos los únicos despiertos a esa hora.

No debería de pensar en esa situación. Pero los gemidos y gritos de la luna Eiderin y el Alpha Ikender, se oían por toda la mansión. Inclusive Amara quien minutos después de estar en el comedor, salió disculpándose y avergonzada de sus padres.

Eliminaron una parte de la maldición. Sin embargo aún quedaban residuos muy poderosos dentro de mí. Tendría que ir con el lobo amigo del peliblanco. Al menos me tranquilizaba el hecho de saber que no estaría fuera más que unos días. El lugar era a prueba de magia, Milena no nos podía transportar hacia allá. Así que luego de llegar a Japón deberíamos viajar como personas normales hasta las montañas. Dónde el asiático se encargaría de guiarnos.

En todo este tiempo pensaba en papá, en Logan y Austin.

—Deberías descansar— Sonreí de lado. Elián salía de la ducha a la cual había entrado minutos atrás. Y realmente no, no podía ni quería hacerlo. Sentía una enorme energía dentro de mí, me sabía ansiosa, como cuando le das demasiadas golosinas a un niño.

—¿Qué harás mientras estoy
lejos?—. Pregunté incorporándome sobre la cama.

—Bueno, tengo que volver a Louisiana, resolver el problema de la manada— suspiré. Ese "resolver" no me gustaba para nada.

—¿Vas a pelear?—. Levanté la cabeza sintiendo un nudo en la garganta.

Se acercó a mí sentándose a un lado de la cama, tomó mi mano y la acarició con la punta de sus dedos.

—No me pasará nada, no ahora que tengo una enorme razón por levantarme cada vez que caiga.

—¿Una razón?

—Si Alderin.

—¿Y qué es esa razón?— Susurré sabiendo la respuesta en el fondo. Mi corazón empezó con un nuevo golpeteo. Ansioso, nervioso.

— Tu bonita, tu siempre serás mi razón más poderosa.

Sonreí, rompió la distancia que nos separaba uniendo sus labios con los míos.

Si, quizá el mundo en donde había entrado era diferente, y diferente, sonaba fabuloso.

Por la mañana despertamos tempranito. Hoy sería nuestro último día aquí. Mañana al amanecer ambos partiríamos a nuestro viaje. Solo esperaba que sea lo que sea que el Alpha estuviese pensando, terminará bien.

—Aún no puedo creer que ese beta egoísta nos vaya ha acompañar— se quejó la ahora rubia mordiendo una manzana.

—Creéme preferiría ir a limpiar excremento de cerdos antes que estar cerca de ti—. Mordí mi labio inferior al escucharle detrás de nosotras.

El aullido del Alpha (Terminada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora