Capítulo 1: Elián

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•Al Mando•

—¿Así que Nelson se niega a entregar a los Omegas?— Pregunté mirando la fuente de mi madre colocada en el jardín principal.

—Mandamos a los guerreros del sector «B»  pero sus lobos...—Levanté mi mano haciéndole una señal para que parase.

—Sabes que odio las escusas
William—. Respiré profundo, mi beta seguía de pie con la mirada baja. No me gustaba viajar, y sabia que ahora debía hacer una pequeña excepción.

—Arregla todo, dile a Santer que viajaremos a Canadá, yo mismo liberaré a esos Omegas.

—Como ordené Alpha.

Mi beta salió de la habitación preparando todo. Era tan deplorable ver cómo otros Alphas usaban su poder contra los más débiles, y aún más sabiendo que estos pertenecen a la manada Deep shine, cuando mi padre me cedió su puesto le prometí que cuidaría de su gente como nadie más lo a hecho en los últimos siglos.

Tomé la espada de plata que yacía a un lado de mi escritorio. Era él único licántropo inmune a ella, no me dañaba en lo más mínimo. Ningún primogénito con los genes de lobo llegó a nacer con tal don, porque así le llamaban, don, suerte, he incluso maldición. Solo había otros dos lobos que podían resistir más su daño. El Alpha Supremo de Gran Bretaña, Christopher Conrad y el egocéntrico Alpha Ikender.

La única verdad era que la diosa luna me había otorgado este maleficio, por ello mi cabello era del mismo color de la plata, sentía ser uno mismo con la luna, cada que me convertía un pelaje blanco como la nieve cubría mi cuerpo lobuno. Pero era yo, y solamente yo.

Salí bajando las escaleras. Milena mi ama de llaves es una Jhaptarel, hija de dos razas distintas, su padre era una gárgola, creatura de la noche, mientras su madre pertenecía a la raza de hadas protectoras de la fauna y flora.

—¿Porqué mi querido niño está enojado?— Preguntó Milena cuando me dejé caer sobre el sofá.

—Nada importante.

—Querido, para ti todo es
importante—. Volaba con sus pequeñas alas de murciélago limpiando los estantes y libreros.

—Saldré de la manada unos días, hay problemas con el Alpha de Canadá.

Me miró de reojo y dejó su limpieza de lado para observarme.

—No has abandonado la manada desde hace tiempo, solo recuerda que no eres igual a esos líderes sanguinarios.

—¿Y que te hace pensar que no lo soy?— levanté la cabeza encarandola.

—Porque a diferencia de ellos, tu si tienes corazón— mencionó dándose la vuelta.

—Haré tu equipaje— agregó. No dije nada, me quedé allí pensando, tratando de escuchar a ese terco corazón. Dejé mis sentimientos de lado hace mucho y no pienso volver a sacarlos.

~*~

—Su manada está al norte, quizá si nos separamos y atacamos por...

—No atacaremos— interrumpí al moreno.

—Vamos a entrar como personas civilizadas, por una puerta y tal cual invitados— Santer estaba por replicar pero decidió callar. Quería hacer esto de la forma más pacífica posible, no deseaba derramar la sangre de ningún lobo está tarde.

Llegamos a su territorio, de inmediato nos vimos rodeados por varios lobos.

—Soy el Alpha de la manada Deep Shine, tan solo queremos hablar con su Alpha— comenté tranquilo mirando a mi alrededor. Algunos de los licántropos retrocedian mirándose intimidantes, y es que todos habían escuchado el rumor de que la plata no me afectaba en lo más mínimo.

El aullido del Alpha (Terminada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora