Capítulo 12: Alderin

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•Ataque•

Respiré profundo, abrí mis ojos con pesadez, los rayos del sol se estaban colando por las cortinas largas que cubrían las ventanas. Me incorporé lentamente estirando mis extremidades. Al girar la cabeza me topé con una nota puesta a un lado de la mesa de noche.

Hola bonita, quizá cuando despiertes no esté a tu lado. Tengo algunos asuntos en la manada que atender. Baja a comer algo, llegaré antes del anochecer.

Suspiré, debajo de mí escuché algunos ruidos, sabía quién era.  Sonreí de lado agachándome y encontrando a Evolet masticando un zapato de Elián.

— Hola bebé, vamos a darnos un baño.

Tomé a la coneja en brazos llevándola a la regadera. Una vez limpias me aseguré de secarla bien y buscar algo de ropa para ella. Rebusque entre mis cosas encontrándome una sudadera rosa pastel que hace un mes había adquirido por internet.

— Creo que tengo una igual—  saqué la prenda se una de mis maletas.
Me coloqué una falda negra con cuadros y mayas del mismo color. Ajusté las tiras de mis botas.  Me acerqué al espejo para posteriormente maquillarme y hacerme un recogido con un moño.

—Bueno ya quedó— tomé el pote de perfume pero lo dejé caer al sentir un ardor fuerte en el brazo derecho. Levanté la manga, por un momento una mancha roja apareció en forma de media luna. Aunque solo duró unos segundos.

—¿Que rayos?

...

Bajé con Evolet las escaleras entrando a la cocina.

—Hola mi niña— Milena me sonrió sirviéndome algo de comer.

—Buenos días, ¿será que habrá jugo de durazno?— le sonreí.

— Claro, ¿No te gusta el de naranja?— negué con la cabeza.

—Mi niño Elián es igual a ti, tampoco le gusta ese sabor.

«Elián»

Toqué mi cuello, hace unos minutos observé mientras aplicaba crema, la marca que había dejado en mi cuello.
Quizá por eso apareció esa luz en mi brazo y el dolor.

—¿Todo bien?— me preguntó el hada.

—Si claro— sonreí mientras me disponía a desayunar. Mi querida se colocó a un lado degustando su alimento.

Una vez terminé me cepillé los dientes. Le puse su correa a la coneja y me dispuse a salir al jardín.  Resoplé, extrañaba ir al trabajo con Austin y Logan, extrañaba a papá, incluso al molesto de Tomy.

—¿Se le ofrece algo Luna?—Uno de los guardias se acercó hasta donde me encontraba.

—Oh. No gracias, ¿Sabe cuándo vendrá Elián?— pregunté algo nostálgica.

— El Alpha estará aquí muy pronto, salió del territorio con el Omega Sander— asentí con la cabeza.

Unos minutos después el moreno caminó a la entrada. Al verme cambió su dirección hacía mí. Colocó sus manos dentro de los bolsillos de su jean.

—¿Que se siente?— fruncí el ceño.

—¿ A qué te refieres?

—Esto, tener toda una dinastía de lobos a tu mando. Ser su reina. Una simple humana— arrugué la frente poniéndome de pie.

— ¿Cuál es tu problema?, ¿Que tiene que ver qué sea humana?, ¿Porque los odias tanto?— ataqué. William simplemente negó con la cabeza.

—Son débiles, un estorbo, su raza solo busca su propio beneficio. Dan asco. Es una vergüenza que la diosa Luna te haya puesto como monarca de está manada— mordí mi labio inferior. Sus palabras me habían lastimado. Levanté mi brazo con intención de darle una bofetada pero un ardor inmenso empezó a hacerse presente en la misma zona de antes.

El aullido del Alpha (Terminada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora