Capítulo 14

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Nada más colgar, una notificación salta en la parte de arriba de la pantalla. Es un mensaje de la persona que menos me imaginaba que me escribiría. Conway.

"Tengo que hablar contigo"

¿Qué? ¿De qué querrá hablar conmigo? ¿De haberle desobedecido y haber ayudado a Paola? Lo más seguro es que, sea lo que sea que tenga que decirme, tenga relación con eso, porque sino, no tendríamos nada de qué hablar. Sinceramente, no me apetece responderle ahora. Prefiero preocuparme de lo que me tenga que decir Segismundo, ya que por teléfono parecía bastante importante.

Guardo mi móvil en el bolsillo y espero a que Gustabo, Horacio y Segis vengan a por mí. Mientras tanto, observo cómo varios policías entran y salen de comisaría, pero no conozco a ninguno. Algunos de ellos se dirigen hasta el aparcamiento para coger el zeta e irse a patrullar, mientras que a otros los oigo hablar por radio. El sonido de las notificaciones de mi móvil vuelve a sonar y vuelvo a sacarlo para ver de quién se trata. Otra vez Conway.

"No me ignores"

Sin embargo, lo ignoro. Guardo de nuevo el aparato en mi bolsillo y, al levantar la vista hacia el frente, veo el Audi amarillo acercarse hasta la puerta de comisaría. Con decisión, camino hacia el coche y me subo en la parte de atrás junto con Segismundo.

-Hola, chicos- saludo, a lo que ellos me saludan también -Bueno, ¿qué es eso que tenías que decirme, Segis?

-Hemos quedado con Pablito en su casa- responde él -Él es uno de los miembros de la mafia en la que intentamos infiltrarnos y vamos a hablar con él para ver si podemos entrar.

-Bueno, estamos avanzando entonces, ¿no?- les respondo con una actitud optimista -El Pablito ese es el que os iba a vender unas armas, pero alguien lo timó, ¿puede ser?

-Correcto- afirma Gustabo -Menudo hijo de puta el que lo estafó, porque por su culpa, el abuelo está enfadado con nosotros.

-¿Por qué iba a estar enfadado con vosotros?- les pregunto sin entender -No es vuestra culpa.

-No, no es nuestra culpa, pero eso es lo que el viejo no entiende- interviene Horacio -Se pasa el día llamándonos inútiles de mierda y demás.

-Yo creo que algún día dejaré de trabajar para él porque no lo aguanto- dice Gustabo muy molesto.

-Ni tú ni nadie lo aguanta, Gustabo- le dice Segis.

-Bueno, no os preocupéis- intento calmarlos -Lo haremos lo mejor que podamos y si no se conforma, hacemos lo que tengamos que hacer y se acabó. Renunciamos si hace falta.

-A nosotros no lo sé, ¿pero crees que a ti te dejará renunciar?- me pregunta Gustabo.

-¿Y por qué no me iba a dejar?

-¿Todavía no te has dado cuenta, ____?- pregunta él con pesadez.

-¿Darme cuenta de qué?

-Tía, ya te lo dije- pausa -Al abuelo le gustas más de lo que piensas.

-Eso es verdad- dice Horacio -Porque todos aquí nos hemos fijado en cómo te mira.

-Totalmente- coincide Segis con Gustabo y Horacio.

-Venga, por favor- les respondo con un tono irónico -¿Cómo le voy a gustar yo a Conway? No tiene ningún sentido- me niego a creer lo contrario. Conway ya me ha dejado claro que ese beso que nos dimos en mi apartamento fue un error.

-Yo no sé, pero me huelo que te llevarás alguna sorpresa más adelante- dice Gustabo.

-Yo también lo creo porque no somos tontos y nos damos cuenta de ciertas cosas- comenta Horacio.

Espina Clavada (Jack Conway y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora