Capítulo 31

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Esta noche no he podido pegar ojo. Las últimas palabras de Jack me taladran la cabeza como si de una fuerte jaqueca se tratara y no puedo dejar de darle vueltas. Si de verdad piensa que puede vivir sin mí al igual que puede hacerlo sin su mujer, ¿por qué ha aparecido por mi casa? ¿Por qué me ha dicho que no ha podido aguantar más sin verme? ¿Acaso era mentira? ¿Me quería engañar? No sé, después de toda la noche sin dormir, no puedo pensar con claridad.

Parece mentira que esté arriesgando mi vida por la suya y que a cambio reciba este desprecio por su parte. Su comportamiento me hace ver que lo que estoy haciendo por él no vale la pena y que simplemente estoy corriendo peligro ante una jodida mafia que puede asesinarme si se entera de que soy una infiltrada. Y por supuesto Gustabo también caería conmigo.

Si no fuera porque amo a Jack con todo mi corazón, me daría por vencida y huiría de Los Santos para siempre con tal de que nadie me pudiera encontrar. Pero este sentimiento tan profundo no me deja hacerlo. A pesar de lo cruel que ha sido conmigo, no quiero abandonarlo. Ni a él ni a mis amigos, no me parecería justo. Además, sería un gesto muy despreciable por mi parte. Por tanto, debo seguir actuando como si no hubiera pasado nada y aguantar hasta que la policía actúe contra la mafia. Sólo así, todo se arreglará y tal vez, pueda volver a estar con Jack.

La melodía de mi teléfono móvil me alerta de que alguien me está llamando, por lo que lo cojo de mi mesita de noche y miro la pantalla. Leo arriba el nombre de Gustabo y enseguida le doy al botón verde.

-Hola, Gustabo- lo saludo al descolgar.

-¡____!- su voz me indica que parece muy asustado, por lo que me incorporo para quedarme sentada sobre la cama -¡____, tienes que ayudarme!

-Gustabo, ¿qué ocurre?- le pregunto con preocupación.

-¡Me he despertado en un lugar que no tengo ni puta idea de dónde es!- oh, Dios mío. No lo habrán secuestrado, ¿verdad? Pero si estuviera secuestrado, le habrían quitado el móvil... ¡Joder!

-A ver, Gustabo, cálmate- le digo -Respira y dime qué ves a tu alrededor.

-Está muy oscuro, apenas puedo ver algo- me responde -Parece que estoy en una especie de cueva o de mina. ¡Y estoy rodeado de cadáveres! ¡¿Pero qué es esto?!

-¡¿De cadáveres?!- le pregunto muy alarmada.

-¡Sí!- me contesta -¡Todos rodeados de sangre! ¡Sangre por todas partes!

-Vale, vale, tranquilo- le digo yo -¿Puedes mandarme la ubicación?- le pregunto.

-Sí, enseguida te la mando.

-De acuerdo, iré a por ti lo más pronto posible.

-¡Por favor, ven pronto!- me pide -¡Estoy asustado!

-Tranquilo, Gustabo- le digo -Salgo ahora mismo para allá- le cuelgo.

Mientras recibo la ubicación, me cambio de ropa y me pongo lo primero que pillo. Vuelvo a mirar el móvil y veo que la ubicación corresponde a un terreno montañoso casi saliendo de Los Santos. Al mirar en el mapa, me doy cuenta de que el punto rojo que me indica dónde está Gustabo exactamente está en una mina, por lo que no pierdo más tiempo y salgo de mi casa para dirigirme al garaje y coger mi coche.

Al mismo tiempo que conduzco hacia esa mina, por mi mente van rodando las diferentes formas en las que Gustabo ha podido acabar ahí. La primera es que la mafia ha descubierto que está infiltrado y han querido darle un susto, cosa que también me afectaría a mí directamente, pues al haber descubierto a Gustabo, no tardarán en descubrirme a mí también. La segunda opción es que lo han secuestrado por algún tema de atracos y lo han abandonado ahí. Las dos opciones son malas, a decir verdad. Aunque la primera me parece más escalofriante.

Espina Clavada (Jack Conway y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora