Cuando el superintendente y yo nos quedamos a solas, mis ojos grises vuelven a posarse sobre él y un pequeño escalofrío surge desde mis brazos al comprobar que todavía sigue mirándome, pues no pensaba que él siguiera escaneándome de la cabeza hasta los pies. Se aclara la garganta a la vez que sus ojos se despegan de mí.
-Siéntate, ____.
Obedezco y me siento en la misma silla que ayer, pero esta vez no bajo su mirada, ya que está concentrado en unos papeles que tiene encima del escritorio. Yo, sin embargo, sí me atrevo a mirarlo. Un suspiro silencioso se escapa por mi nariz al volver a verlo y contemplar la manera que tiene de fruncir el ceño mientras se ocupa de sus papeles. Pero enseguida retiro mi mirada, puesto que tampoco quiero que se dé cuenta. Definitivamente, tengo que dejar de pensar en él así. Pero no puedo, es superior a mis fuerzas.
-Antes de que se me olvide- saco mi cartera de mi bolsillo y a su vez los diecisiete mil quinientos dólares -Tengo el dinero de la multa- se los tiendo.
-Bien- dice mientras coge el dinero. Después de guardarlo, se aclarara la garganta por segunda vez y sus ojos vuelven a fijarse en los míos -____, debo decirte que sé que dices la verdad en cuanto a lo de Horacio- mis ojos se abren en señal de sorpresa -Sí, sé que te ha llamado él y no al revés.
-¿Ha estado registrando mi móvil, verdad?- le pregunto sin parecer enfadada, pero un matiz de molestia se me escapa sin poder evitarlo. Espero que no lo haya notado.
-Correcto- asiente -Me he tomado la libertad de ver tu registro de llamadas y he visto la llamada de Horacio. Las llamadas, generalmente se quedan grabadas y la escuché- suspira -Pero, dime- hace una pausa -¿Por qué no quisiste decirme la verdad desde el principio?
-Porque no quería delatarlos- respondo- Son mis amigos y pensé que si hacía falta sacrificarme por ellos, lo iba a hacer, pero...-
-Ya no estás segura de que sean tus amigos- termina la frase por mí.
-Exacto- paso a mirar al suelo, avergonzada de haber sido tan imbécil -En especial, Horacio.
-En fin- suspira algo fuerte y levanto la mirada en su dirección -Como ya te dije, aunque estés decepcionada, debes actuar como si no lo supieras, por mucho que te cueste.
-Ya lo sé.
Antes de que Conway siguiera hablándome, alguien toca a la puerta. Yo también miro en dirección a ella y veo entrar al mismo policía que me ha acompañado antes hasta aquí. No obstante, no viene solo. Viene con tres hombres que reconozco enseguida: Gustabo, Segismundo y el que más rabia me da de todos, Horacio.
-¡____!- los tres se dirigen hacia mí para saludarme. Horacio parece el más eufórico, pero yo no tengo ganas de saludarle a él. Así que, simplemente le sonrío en señal de que me alegro de verle, aunque no sea verdad. Ivanov se retira en cuanto Segismundo se sienta en la silla que hay a mi lado y Gustabo y Horacio se quedan de pie a mi alrededor.
-A ver, los saluditos para luego- les dice fríamente el superintendente a los recién llegados -Estamos aquí para hablar de un asunto que os incumbe a los cuatro, es decir, del trabajo que realizaréis para mí. ¿Está claro?- nosotros asentimos -Bien, como ya sabéis, a vosotros ya os encargué una misión, ¿verdad?- les pregunta a Horacio, Gustabo y Segismundo.
-Correcto- le responde Gustabo -Pero no hemos visto ni un centavo aún, superintendente.
-¿Qué no?- le pregunta Conway -Os recuerdo que os di quince mil dólares a cada uno para que os comprarais un traje, ochenta mil para el Audi ese de mierda y setenta y cinco mil para comprarle a Pablito unas pistolitas que os estafaron, o mejor dicho, me estafaron- se señala a sí mismo con los pulgares -En total os di doscientos mil dólares, ¿pero qué es lo que ocurre? Que os habéis fundido toda la pasta en gilipolleces, por tanto, no sé qué cojones esperáis si lo único que habéis estado haciendo es el canelo todo el puto día- contraataca.
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Espina Clavada (Jack Conway y tú)
Fanfiction____ Watson llega a Los Santos desde Londres, donde sabrá lo que es un lugar con ciudadanos completamente diferentes a los de su ciudad natal. Por culpa de algunas malas influencias, ella termina delinquiendo, pero cuando el policía más conocido e i...