Capítulo 24

619 38 8
                                    

El espejo frente a mi cama refleja a una persona muy diferente a la que suelo ser yo. No me reconozco en absoluto. Incluso pienso que mi personalidad ha dado un giro de ciento ochenta grados desde que puse un pie en Los Santos. Vine aquí para intentar dejar el pasado pisado y vivir una vida normal, pero el destino tenía otros planes para mí. He atracado una joyería, he comprado armas, he trabajado de buzo, he trabajado como agente de tráfico, me he encontrado con el hombre que abusó de mí, me he encontrado también con el hombre que me obligó a prostituirme... Parece que estoy condenada a llevar mi pasado a cuestas sobre mi espalda allá donde voy... Y ahora estoy a punto de formar parte de una maldita mafia. Mi vida ha dado un cambio brutal que no me esperaba para nada.

Ya estoy preparada. Estoy preparada para afrontar todo lo que venga. Hace un momento he llamado a Gustabo para decirle dónde nos tenemos que ver con Emilio. La ubicación es algo extraña, pero muy acertada, pues al tratarse de una mafia como tal, es lógico que sea en un lugar lo más apartado posible de la urbanización.

La vibración de mi móvil me hace descentrar mi atención del espejo para posarla sobre el aparato, que está encima de la mesita de noche. Al desbloquear la pantalla, veo que Gustabo me ha enviado un mensaje.

"Voy a salir ya de casa, en cinco minutos te recojo"

Mi respuesta no es nada más que un simple "vale" y guardo el móvil en el bolsillo de mi pantalón militar. Para esta ocasión, he decidido llevar un atuendo algo diferente a lo que suele ser mi estilo y así tratar de causar la mejor impresión posible. Llevo una camiseta negra de manga larga y cuello alto con una chaqueta de cuero, unas botas negras de montaña y un pantalón tipo militar en el que guardo mi móvil y mi pistola por lo que pueda pasar. No es que la vaya a utilizar, pero prefiero llevarla por si tuviera que defenderme o defender a Gustabo.

Tras echarme una última mirada en el espejo, camino hacia el salón para llegar hasta la puerta y cerrarla al salir. Recuerdo que Volkov dijo que el ascensor estaba estropeado, pero aún así lo quiero comprobar. Así que, me dirijo hasta el ascensor y le doy al botón, el cual se enciende sin problema y escucho cómo la plataforma se desplaza hasta mi piso. Qué extraño. ¿Por qué Volkov ha mentido? Y lo que más me intriga, ¿por qué estaba él detrás de mi puerta justo cuando mis amigos ya se marchaban de mi casa? Es muy raro, pero en estos instantes no puedo preocuparme por eso.

Una vez que llego al portal y salgo a la calle, apoyo mi espalda en la pared mientras espero a Gustabo. Cojo mi móvil y miro mis mensajes, esperando que por alguna casualidad, Jack me escriba. Pero es inútil, dudo muchísimo que lo haga. Es más, puede que incluso haya borrado mi número para que nadie nos pueda relacionar. Entro en mi conversación con él y empiezo a leer nuestros mensajes del más antiguo al más reciente. Cuando leo el último mensaje suyo que dice "te quiero", algo se rompe dentro de mí y me lagrimean los ojos. Tal vez, seguir conservando estos mensajes me haga daño, pero es el único recuerdo que tengo de él y no quiero deshacerme de ellos. Igualmente, tan sólo bastaría con no leerlos con demasiada frecuencia.

Ojalá las cosas hubieran sido de otra manera. Desearía que esa mafia de mierda no existiera. Desearía que nos dejaran vivir nuestras vidas en paz. Pero no, esa gente quiere cargarse a todos los policías posibles y llevarse por delante a quien sea. Me niego a permitir eso, me niego a que Jack, Volkov, Torrente y Leónidas sean los siguientes. Y por supuesto, tampoco permitiré que le hagan daño a mis amigos. Espero realmente que el plan de infiltrarnos Gustabo y yo funcione.

Cierro los mensajes, bloqueo el móvil y me lo vuelvo a guardar en el bolsillo. A lo lejos, veo el Audi amarillo acercarse hasta mi posición. En cuanto Gustabo frena a mi lado, toca el claxon. El sonido me hace gracia, pues no es como el mío o como el de cualquier coche, suena como un matasuegras. Es gracioso, pero a la vez es extraño.

Espina Clavada (Jack Conway y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora