Espina Clavada (Jack Conway y tú)

Capítulo 22

Las palabras de Jack me caen encima como si de un balde de agua helada se tratara, así como mi corazón que acaba de hacerse añicos. Una sensación de agonía crece en mi interior como el humo de un incendio recién apagado. Así es cómo me siento ahora mismo, apagada. ¿Cómo es capaz de pedirme eso? Después de todo lo que hemos pasado juntos, ¿cómo es posible que quiera que me aleje de él? ¿Por qué? ¿Por qué me hace esto?

-¿Qué estás diciendo?- no doy ningún tipo de crédito a lo que me pide -¿Cómo me pides eso?- me niego, me niego en rotundo a hacerlo.

-Acabo de decirte que no me cuestiones, ____- me responde él.

-¡¿Cómo no voy a cuestionarte?!- le grito con todas mis fuerzas, pues necesito sacar mis emociones a la superficie -¡Escúchame muy bien! ¡No pienso alejarme de ti!

-¡Debes hacerlo!- me grita él de vuelta -¡Si no lo haces, esos cabrones te matarán porque saben que me importas!

-Jack- mis manos vuelven a ahuecar sus mejillas con firmeza, ya que necesito transmitirle lo que siento ahora mismo por dentro -Lo solucionaremos de otra manera, ¿de acuerdo?- sus ojos se pierden entre los míos con una intensidad mediocre, sin brillo, sin nada -Pero no me pidas que me aleje de ti porque no lo haré- afirmo de manera lo más segura que puedo -Te amo demasiado como para abandonarte así como así.

-¿Y qué otra solución propones?- su tono de voz tan serio no me da muchas esperanzas de que cambie de opinión. Sin embargo, debo intentarlo, debo intentar hacerle entrar en razón.

-No lo sé, pero...- intento pensar en algo rápido, antes de que me interrumpa y dé por sentado que no existe otra solución, nada más que la que él me muestra -Si dices que ellos ya saben que existo y que te importo, lo más seguro es que vengan a por mí estemos juntos o no, así que no vale la pena alejarnos el uno del otro, ¿entiendes?

-Prefiero no correr riesgos- su pesimismo no me ayuda en absoluto. ¿Qué hago? ¿Qué digo? ¡Me estoy quedando sin ideas! ¡Joder! -Ya perdí a Julia y a mis hijos- continúa -Y no te quiero perder a ti, ____. No lo soportaría.

-No me vas a perder, Jack- le aseguro, aunque en el fondo, esa certeza no la puedo tener al cien por cien -Piénsalo, la muerte de Ivanov y Gonetti no puede quedar impune, nos debe servir para luchar y hacerles pagar por sus crímenes- espero realmente que con esto consiga convencerlo, porque de lo contrario, terminaré tirando la toalla -Y no lo conseguiremos si no permanecemos unidos- su mirada marrón deja de fijarse en la mía y se posa sobre el suelo, no muy seguro todavía -Y no sólo me refiero a nosotros, sino que también va por Gustabo, Horacio, Segismundo, Paola, Volkov y por toda la malla policial que queda.

-____, si hace falta, te mando al otro extremo del mundo para asegurarme de que no te maten- ¡Dios mío! ¿Cómo puede ser tan terco? ¿Cómo? -Para ti nada más voy a ser un peligro, entiéndelo- en este punto, mis ojos empiezan a lagrimear, no sólo porque no estoy convenciéndolo, sino también porque no me imagino estando en otro sitio y no volver a verlo hasta a saber cuándo. Y tampoco quiero eso.

-¿De verdad que no vas a cambiar de opinión?- sus ojos se alternan entre cada rincón de mis facciones antes de volver a fijarlos en los míos.

-No- esa respuesta ha sonado tan fría, que un par de lágrimas se escurren por mis mejillas.

Me duele, me duele horrores que me esté desplazando de esta manera. Incluso parece que todo lo que ha pasado entre nosotros no ha servido para nada. Me duele hasta en el alma, hasta en lo más profundo de mi ser. Decidida, me aparto de Jack para dirigirme hacia el salón y salir de su casa, pero su mano ahueca mi muñeca y me detiene.

-Espera, no te vayas así- nuestras miradas vuelven a cruzarse entonces -No te vayas sin saber que te amo y que eres lo más importante para mí en estos momentos- frunzo el ceño al escucharlo.