Capítulo 20

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¡Aurelio Molina! ¡No puede ser! ¡No puede ser real! Lo que me ha dicho Gustabo me ha caído como un cubo de agua congelada en la espalda, pues acabo de quedarme petrificada sobre mi lugar, tratando una y otra vez asimilar esta noticia tan inesperada como impactante. Después de lo de Pablito, ya es lo que me faltaba, que ahora este hombre aparezca. Estando él aquí estoy jodida, completamente jodida.

-¿____, estás bien?- me pregunta Gustabo con preocupación.

-Sí, pero luego hablamos- intento desviar el tema, dado que no estoy para hablar de Aurelio por teléfono -Estoy con Segismundo en el hospital, que hemos ido a ver a Paola, así que vamos ahora hacia comisaría.

-Perfecto, pues dentro de un rato nos vemos.

-Adiós- le cuelgo sin mirar la pantalla del móvil, puesto que mi mirada se ha quedado totalmente perdida entre las vistas que tengo al frente, que no es nada más que el aparcamiento que hay delante del hospital. Con movimientos torpes, consigo guardar el teléfono en mi bolsillo.

-¿Qué ha pasado?- la voz de Segis me distrae de ese trance que acabo de experimentar y me giro de manera brusca hacia él.

-Gustabo me ha dicho que vayamos a comisaría porque están interrogando a un tío que al parecer nos ha estado siguiendo estos días, un tal Aurelio Molina- sólo con pronunciar su maldito nombre, se me revuelven las tripas y me da escalofríos.

-No tengo ni idea de quién es- dice frunciendo el ceño, a la par que hace un esfuerzo por recordar -¿Y por eso has gritado así?- me pregunta sin entender.

-Sí, porque...- intento encontrar rápido una excusa -Me parece indignante que una persona nos haya seguido sin darnos cuenta y sin importarle nuestra intimidad- no estoy preparada para contarle lo que le conté ayer a Jack, no estoy preparada para ver su reacción.

-En eso estoy de acuerdo- asiente él -¿Vamos entonces?

-Sí- tanto Segis como yo nos subimos a mi coche, arranco después de habernos puesto el cinturón y conduzco hacia comisaría.

Realmente no quiero encontrarme cara a cara con ese sujeto, pero por otro lado pienso que Gustabo, Horacio y Segis estarán conmigo y que no tengo nada que temer, pues sé que ese hombre es capaz de cualquier cosa. Debo tener muchísimo cuidado. Lo que no llego a entender es que si me ha estado siguiendo durante estos días, ¿por qué no se ha aparecido ante mí antes? Conociéndolo, seguro que no lo ha hecho porque no he estado sola, sino acompañada por Gustabo, Horacio, Segis o por Jack. De lo contrario, no habría tenido reparo en hacerlo. Y lo que más me preocupa es el hecho de que supiera que yo estaba en Los Santos. Es decir, ¿cómo me ha encontrado? ¿Cómo lo sabía? ¿Cómo?

-____, te encuentro algo distante, como si estuvieras preocupada por algo y no quisieras contármelo- me habla Segismundo mientras intento concentrarme todo lo posible en la carretera.

-No, de verdad- me giro rápidamente hacia él para sonreírle y enseguida vuelco mi atención hacia delante, ya que no quiero chocar contra otro vehículo -En serio que no pasa nada, te lo prometo.

-De acuerdo- no parece que se haya conformado con mi respuesta, pero al menos no sigue insistiendo.

Después de todo un trayecto casi en silencio, llegamos a comisaría y aparco en la calle de en frente. Segismundo y yo bajamos y cierro el coche con seguro. Al subir las escaleras y avanzar hacia la entrada, veo a Horacio salir de la puerta contigua a la que lleva al despacho de Jack. Tanto Segis como yo caminamos hasta estar cara a cara con él.

-Iba a ver si ya estabais por aquí- nos dice Horacio al vernos llegar -____, ¿quién es ese tío y por qué dice que te conoce?- Segismundo alterna su ceño fruncido entre Horacio y yo. Es verdad que no le he contado a Segis absolutamente todo lo que me ha dicho Gustabo por teléfono, así que entiendo su desconcierto.

Espina Clavada (Jack Conway y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora