Capítulo 3

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—Adelante –se escuchaba desde adentro.

Cuando Dumbledore los vio fue evidente su sorpresa, algunos eran realmente parecidos a sus padres.

—Esto si que es una sorpresa –a pesar de todo les sonrió.

—Es realmente un placer conocerlo director Dumbledore –dijo entusiasmada una castaña– he escucha tanto de usted y es realmente increíble conocerlo.

—Ya veo señorita...

—Malfoy –respondió.

—¡Vaya! –sonrió aun más grande– es usted parecida a su madre señorita Malfoy.

—Director entendemos que esto sea sorprendente para usted pero necesitamos su ayuda –dijo un peliazul.

Empezaron explicándole como terminaron ahí, como necesitaban volver lo antes posible a su tiempo porque solo estaban de vacaciones por semana santa que terminaba en solo unos días y sus padres iban a matarlos si no los veían partir de nuevo a sus estudios, también tuvieron que detener más de un asesinato en algunos momentos pero todos estaban vivos al final de la explicación.

—¿Tienen el giratiempo con ustedes? –pregunto.

Uno de ellos se acercó dándole lo que quedaba del giratiempo.

—Es usted realmente idéntico a su abuelo señor Potter –lo miro detalladamente.

—Me lo dicen seguido –le sonrió.

—Está muy dañado –observó lo que quedaba del artefacto– reparar un giratiempo es complicado más no imposible, pero tardará unos días.

—Entendemos director y agradecemos su ayuda –le respondió un castaño.

—Que les parece jóvenes que si mientras esperan a que arregle el giratiempos ustedes se presentan ante sus padres –propuso sonriente.

—¿No sería peligro, director? –cuestionaron– podría cambiar el futuro, algunos podríamos no nacer.

—Exactamente señorita Malfoy –sonrió– una guerra se acerca y la esperanza es lo que más se necesita en estos tiempos pero para que se queden tranquilos de que cada uno de ustedes nacerá les propongo lo siguiente.

Platicando su plan todos aceptaron, ellos nacerían y sus padres tendrían las esperanza que tanto necesitaban.

—Bien entonces se quedarán en la sala de menesteres –mencionó– cúbranse con las capas y traten de que no los vean.

—Está bien director pero necesitaremos que llame a algunas personas.

—Hagan una lista con las personas que faltan y estarán aquí mañana para el desayuno –dijo dándoles un pergamino y pluma.

Asintiendo y agradeciendo al director se disponían a salir del despacho una vez le dieron el pergamino con los nombres.

—Y jóvenes –los llamo antes de que cruzaran la puerta– bienvenidos a 1996.

¡ESTAMOS EN EL PASADO! ~Tercera Generación~ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora