Capítulo 48

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—Llegamos –Scorpius le pasó a Lyra– todo va a estar bien, tranquila -dijo al ver en su rostro un poco de angustia– no te olvides de decirle a mamá que Lyra tiene que regresar contigo, no se puede quedar con ella.

Ella asintió suspirando y se despidió de su hermano, tocó la puerta antes de entrar.

—Que bueno que ya están aquí –Hermione sonrió acomodando a Lyra a un costado de la cama cuando Calí se la dio. 

—¿Cómo estás, mamá? –nerviosa pregunto sentándose cerca a ella. 

—Bien cariño pero dime ¿cómo estás tú? –le tomo la mano.

A Calí le empezó a temblar el labio inferior y al final no pudo resistir el tirarse a los brazos de su madre mientras lloraba. 

—Lo siento mucho mami –decía entrecortadamente por sus hipos– yo no quise que esto pasara, perdóname. 

—Cálmate cariño y cuéntame que pasa –la envolvió en sus brazos.  

Y entre sollozos e hipos Calíope le contó como habían terminado en esa época, lo culpable que se sentía por ello y porque ahora estuviera peleada con su padre y sus tíos. 

—Oh mi amor eso no fue tu culpa –tomo su rostro con sus manos– es verdad que tú y tus amigos no debían estar en mi despacho pero el que estén aquí no es su culpa. 

—Pe..ero y..yo y ellos –se trababa un poco al hablar. 

—Yo digo que aquí los que más responsabilidad tienes son los que jugaron con el giratiempo ¿tú jugaste con el giratiempo? –Calí negó– entonces no fue tu culpa.

—Siempre sabes que decir mamá –la abrazo más tranquila.

—Y está preciosura de aquí que nos cuenta –le hizo cosquillas a Lyra escuchando su risa. 

—Nos costó mucho hacerla dormir ayer –Lyra tomo uno de los dedos de su mamá con su manito– te extraña mucho. 

—Lo bueno es que se queda ya conmigo. 

—De hecho eso no es posible mamá. 

—¿Por qué? –la miro confundida. 

—Porque técnicamente no íbamos a entregar a nuestros hermanitos a nuestros padres hasta mañana siguiente aunque las presentaciones no se reinicien, ni mi papá o mis tíos están en condiciones de cuidar a los más pequeños. 

—Y para que no reclamen nada no puedo quedarme con Lyra –comprendió– no importa, yo entiendo. 

—Mañana en el desayuno te daremos a Lyra de nuevo –sonrió.

Calí y Lyra no regresaron a la sala de menesteres hasta ya después de unas horas del almuerzo, Lyra dormía y Calí sintiéndose mucho mejor.
Hermione al estar nuevamente sola volvió a sentir esa pesadez en su ser, aunque no le duro mucho pues una pelirosa entraba a la habitación. 

—Hola Hermione –sonrió cerrando la puerta tras de ella. 

—Hola Dora ¿cómo sabias que estoy aquí?

—Tu hijo nos lo dijo esta mañana –se sentó en un extremo de la cama– no te pregunto como estas porque tu mirada lo dice todo. 

—Dora yo no planeé nuestra amistad –sus ojos empezaban a llenarse de lágrimas– te juro que no lo hice.

—Lo sé cariño, lo sé –la abrazo fuerte cuando rompió en llanto. 

Tonks la consolaba, acariciaba su espalda y le susurraba palabras suaves para que se tranquilizara. 

—Yo se como hacerte sentir mejor –se separó de Hermione y camino a un tocacasete– Dumbledore quería que sus huéspedes se sientan más que cómodos –colocó un casete en el aparato escuchándose al instante Voulez Vous de ABBA. 

—Dora los demás se pueden molestar –la música estaba a todo volumen y podrían venir a quejarse. 

—Al diablo con ellos –la saco de la cama y le dio vueltas cuando ya estuve en el suelo– olvídate de todo y sólo disfruta del ritmo. 

Ellas estuvieron bailando hasta altas horas de la madrugada, se habían cansado tanto que apenas tocaron la cama se quedaron dormidas.
Esa noche Hermione no pensó en nada y se dejó llevar por el ritmo de la música, sus sueños fueron más tranquilos a comparación de los que tuvo ayer.

Fue muy temprano en la mañana que la abuela de Hermione entraba en la habitación, sonrió al ver a su nieta y su amiga desparramadas en la cama durmiendo. 

—Xypníste ómorfa, o ílios anatéllei ídi (Despierten lindas, el sol ya está saliendo) –abrió las cortinas. 

Ellas se movieron un poco antes de sentarse en la cama con sus cabellos hechos unos desastres. 

—¿Abuela? –su mirada se iba aclarando de apoco.

—Prépei na ftiáxeis ton eaftó sou agápi, sikotheíte tóra (Tienes que arreglarte cariño, levántate ya) –se acercó a ella.

—¿Arreglarme? –pregunto confundida.

—Creo que se a que se refiere tu abuela –Dora se sobaba un ojo y bostezaba– recuerdas que les dijiste a los chicos "¿quieren que sea la Hermione del mundo muggle? Bien" y no creo que siendo modelo en el mundo muggle te vistas como lo haces aquí –sonrió de lado al mirarla.

—Mierda –era cierto.

—Chorís agéneia Hermione (Sin groserías Hermione) –reprendió Dysis. 

—Te estaré esperando para irnos juntas al comedor –dijo Tonks– déjalos con la boca abierta –le susurro al oído cuando la abrazo antes de irse. 

—As archísoume (Empecemos) –Dysis alzó una maleta que Hermione no había notado que tenía hasta ahora. 

—Se poio simeío éferes ta roúcha mou? (¿En qué momento trajiste mi ropa?) –pregunto sorprendida cuando abrió la maleta.

—Chthes, ótan miloúsate me tis kóres sas, o diefthyntísto tou scholeíou sas áfise na chrisimopoiísoume ton pappoú sas kai eména to tzáki tou gia na ftásoume sto spíti mas stin Grecia (Ayer cuando estabas con tu hijas el director de tu escuela nos dejó usar a tu abuelo y a mi su chimenea para llegar a nuestra casa en Grecia)

—Esto tomará tiempo –dijo revisando todo lo que había en la maleta.

¡ESTAMOS EN EL PASADO! ~Tercera Generación~ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora