Hibrida

Capitulo 39

Recorrimos toda la manada hasta llegar a lo que parecía la plaza central, allí había un poste en medio de todo, la gente estaba caminando, algunos con sus hijos, otros en pareja, parecía una manada normal pero no lo era. Dos guardias llegaron arrastrando a un hombre el cual se estaba resistiendo, detrás venía un hombre con aires de superioridad.

-Ese es el Alfa- me dice el señor Rodríguez señalando al hombre que venía unos pasos detrás de los guardias, estos pusieron al hombre frente al poste que estaba allí y le sujetan los brazos por encima de su cabeza con cadenas, el hombre soltó un grito de dolor y el olor a carne quemada llega a mí nariz, las cadenas eran de plata, luego que lo colocaron en ese lugar uno de los guardias le entrega un látigo al Alfa, mucha gente comenzó a reunirse alrededor para ver lo que estaba pasando.

-Este hombre que está acá- señala al hombre encadenado. -Sera castigado con 25 azotes por faltar el respeto a su Luna- dice, se pone detrás del hombre y tira su brazo con el látigo hacia atrás para luego hacerlo hacía adelante golpeando la espalda del pobre hombre, él pega un grito de dolor y sangre comienza a salir de la herida ya que el látigo en la punta tenía un pedazo de plata, miro a Eros y él dirije su vista hacia mí, vuelvo mí vista hacia el centro de la plaza y comienzo a caminar hacia allí esquivando a las personas que estaban frente mío, podía sentir a Eros detrás mío hasta que llegamos al centro de la ronda.

-Sera mejor que se detenga y dejé ese latigo- digo clavando mí vista en los ojos del Alfa, estaba enojada pero no iba a hacer nada todavía.

-¿Quien te crees que eres para interrumpir?- me pregunta enojado, yo respiro con profundidad, levanto una ceja y miro hacia el hombre encadenado.

-No soy nadie, pero lo que está haciendo es totalmente injusto- digo devolviendo la vista a el Alfa.

-Tu no vendrás a decirme que es justo y que no- dice y se da la vuelta dándome la espalda. -Guardias, sujetenla, será castigada por interrumpir- podía sentir las miradas de lástima hacía mí de las personas a mí alrededor, los guardias se acercaron a mí pero antes de siquiera tocarme libere mí aroma de Alfa Reina y esta vez las miradas eran de asombro, el Alfa se gira y me mira también asombrado.

-Como dije, no soy nadie pero tengo el poder para decir que es junto y que no dentro de las manadas y mí reino- digo y hago un hechizo hacia donde está el hombre para soltarlo, miro a Eros y le hago una señal para que lo ayude. -Libera tu aroma- digo hacía Eros y el lo hace haciendo que ahora todos fijen su minada en él. -Usted y yo vamos a hablar- digo hacía el Alfa de la manada. -Alguien acompañe a mí hermano y a ese pobre hombre al hospital de la manada- digo alto y segundos después dos hombres se acercan a dónde estan ellos. -Mantenme informada- digo hacía mí hermano y el asiente, miro al Alfa y comienzo a caminar hacia donde me mostraron está la casa central. -Camine- le digo al Alfa ya que se quedó quieto dónde estaba, al escucharme hablar comenzó a caminar unos pasos detrás mío.

-Alfa, porfavor, déjeme explicar lo que acaba de ver- me dice pero yo lo ignoro, al llegar a la casa él me pasa y abre la puerta dejándome pasar.

-Bastian ¿Que sucede?- pregunta una mujer desde las escaleras, él la mira y se le acerca.

-Alma, ella es...- comienza a hablar pero lo interrumpo.

-Soy Leela Black, Alfa de Red Moon- digo, ella parece asombrada, parpadea un par de veces y sonríe.

-Un placer conocerla majestad- dice haciendo una pequeña reverencia con la cabeza.

-¿Podríamos pasar a su oficina a hablar?- digo hacia Bastian, el asiente y comienza a caminar por un pasillo a un lado de las escaleras, llegamos a una puerta la cual él abre y me deja pasar, luego pasa él y cierra la puerta, se siente en su silla mientras yo me quedo parada frente al escritorio.

-Me gustaría explicar que fue lo que vio Alfa- dice algo asustado pero yo decido no prestarle atención.

-No necesito que me explique nada, yo solo vine porque un miembro de su manada tenía miedo por lo que podía pasarle a su familia, hace semanas que había recibido algunas peticiones de miembros de esta manada para poder mudarse a la mía pero como en mi manada estuvimos teniendo varios ataques preferí rechazarlos para que no estén en peligro. Al parecer pasan más peligro en su manada que en la mía.- le digo enojada. -Se todo lo que está pasando en su vida, la perdida de su primogénito, la casi perdida de su luna pero nada de eso justifica el hecho de que castigue de tal manera a su manada, los miembros de SU manada esperan que usted los proteja, no que los torture solo porque está pasando un mal día, eso no es lo que hace un Alfa- digo y el baja la cabeza arrepentido. -Sera mejor que cambie su forma de ser porque la próxima vez que me llegue una carta de esta manada vendre pero será para destituirlo de su cargo y llevarme a los miembros de su manada convirtiéndolo en un Roger, ¿Le quedó claro?- pregunto y el asiente levemente.

-Si Alfa- me dice, ahora yo asiento y me descruzo de brazos.

-No me gusta ser dura con los demás pero tampoco me gusta que la gente sufra- digo más calmada, esta vez el levanta la cabeza y me mira.

-Entiendo Alfa, no volverá a pasar, cambiaré mí actitud hacía mí manada- dice y yo le dedicó una sonrisa.

-Espero que así sea, ahora llame a todos a la plaza centrar y pida una sincera disculpa, porque lo único que logró ahora es que su manada le te va miedo y un Alfa no tiene que dar miedo a su gente para que lo respete, lo que usted debe dar es confianza y amor- el nuevamente asiente, se levanta de su asiento y ambos caminamos hacía la salida de la oficina, al llegar a la sala Bastian se acerca a dónde está un hombre.

-Steve, reúne a la manada en la plaza centrar ahora, debo dar un comunicado- el chicos asiente y sale de la casa a toda velocidad.

-Nos encantaría que se quede a almorzar Alfa- me dice la Luna de Bastian, le dedicó una sonrisa y asiento, se escucha la puerta de golpeada por lo que ella se acerca a la puerta y la abre dejando a la vista a Eros.

-Les presento a mí hermano, Eros Blood, próximo rey vampiro- lo presento y ambos lo saludan con respeto.

-Avisare a Lucia que agregue dos platos para el almuerzo- nos dice y se retira a la cocina.