Monólogo

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Esta parte no es un capítulo.

Como lo indica el título, esto no es más que un monólogo de mí, Perla (ni me llamo así, pero esa es otra historia), hacia ustedes como lectores.

Inicialmente, esta sección iba a estar destinada a los agradecimientos, pero conforme la iba escribiendo, me di cuenta de que quiero más que agradecer.

Iniciaré con un relato.

Hace un buen tiempo, por ahí de entre mediados y finales de noviembre de 2019, tuve un sueño muy particular.

Yo tenía un hermano mayor (que es completamente inexistente en la vida real) que era detective y tenía un equipo que lo ayudaba a resolver casos. Los integrantes de su equipo sí sabían de mi existencia, pero no que era hermana del detective. Me consideraban alguien muy torpe y estúpida y afirmaban que nunca lograría nada. Así que, el día que anunciaron el robo del diamante más valioso del museo más prestigioso de la ciudad ficticia de mi sueño, me propuse resolver el caso.

Hubo un punto en que tanto mi artificial hermano detective como yo descubrimos quién había sido el ladrón, pero no sabíamos que el otro también lo había descubierto.

En fin, el ladrón estaba en un hotel, así que, mi hermano imaginario, junto a su equipo, por su cuenta y yo por la mía, empezamos a perseguir al ladrón y compañía por todo el edificio. Mi inventado hermano se topó cara a cara con el ladrón. Ambos tenían a su gente detrás suyo y justo cuando se iba a dar el enfrentamiento, yo aparecí rotando por un túnel, choqué con el ladrón y el impacto fue tan fuerte que ambos rodamos hacia el barandal del balcón del hotel.

Yo me sujetaba fuertemente del ladrón para no caer, él estaba tan confundido y asustado como yo. En ese momento, mi hermano ficticio corrió a socorrernos, una de las integrantes de su equipo le sugirió que nos dejara caer, total, el ladrón iba a ser sentenciado a muerte y yo era una inútil que no valía la pena; fue entonces que se le ocurrió revelar que éramos hermanos.

Aquello hizo reaccionar al ladrón, quien con un silbido convocó a sus aliados. Éstos empujaron a mi irreal hermano, rescataron al ladrón y a mí con él para después huir, secuestrándome.

En ese momento desperté y dije: "Qué loco, debo escribir sobre esto". Por aquellos días yo tenía mucha motivación para escribir lo que fuera, así que ese sueño me vino como anillo al dedo para la creación de una trama.

Luego, me volví a dormir con la esperanza de soñar la continuación, pero como suele suceder, eso no se dio.

Lo importante es que yo tenía una idea que me parecía (y sigue pareciendo) buenísima para una historia; incluso le conté a una de mis mejores amigas, localmente conocida como la burra calva, y también le pareció estupendo.

Después seguí imaginando lo que podría pasar, y como soy una platónica aunque odie admitirlo (perdón, Schopenhauer, te he fallado), pensé que el secuestrador podría enamorarse de la víctima y viceversa; también soy una obsesionada con los finales felices, así que eventualmente iban a rescatar a la pobre secuestrada, pero, después de algunos movimientos legales y otras complicaciones, ambos iban a terminar juntos y vivir felices para siempre, como en los cuentos de hadas.

Ya tenía mi historia, solo me faltaban los personajes.

Seventeen iba a hacer un concierto en México, y por más que lloré, ahorré, hice deberes extra y de más, mis padres no me dejaron ir.

En eso se me ocurrió hacer esa historia con ellos a modo de consuelo, sería un fanfiction. El siguiente paso fue escoger al chico que secuestraría a la chica, que de inmediato decidí hacerla como rayita porque creo que es así como la lectora puede sentirse parte de la obra.

Mejor de lo que esperaba (S.Coups/Seungcheol y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora