¡Cómo! ¿que espere a ser denunciado,
arrastrado con cadenas tal vez?
WERNER[56]
Pasaron todo el día siguiente sentados juntos los tres. El señor Hale sólo hablaba cuando sus hijos le obligaban a volver al presente, como si dijéramos, preguntándole algo. Frederick no volvería a demostrar ni a manifestar su aflicción. Había pasado el primer paroxismo y ahora se avergonzaba de haberse derrumbado por la emoción. Y aunque la aflicción por la pérdida de su madre era un dolor real y profundo que duraría toda su vida, no volvería a mencionarse nunca. Margaret había reaccionado con menos apasionamiento al principio y sufría más ahora. A veces lloraba a lágrima viva; y había en su actitud, incluso cuando hablaba de cosas indiferentes, una ternura dolorida que se intensificaba al posar la mirada en Frederick y pensar en su partida inminente. Se alegraba de que se marchara por su padre, pese a lo mucho que pudiera lamentarlo por sí misma. El señor Hale vivía sumido en un angustioso terror a que descubrieran y capturaran a su hijo, que superaba con creces el placer que su presencia le procuraba. Su nerviosismo había aumentado desde la muerte de la señora Hale, sin duda porque pensaba en él más exclusivamente. Se sobresaltaba en cuanto oía cualquier sonido extraño, y sólo estaba tranquilo cuando Frederick se sentaba donde no podía verlo directamente nadie al entrar en la habitación. Hacia el atardecer, dijo:
—¿Acompañarás a Frederick a la estación, Margaret? Me gustaría saber que se va sin problema. ¿Me dirás que se ha ido de Milton por lo menos?
—Por supuesto, papá —contestó Margaret—. Me gustaría, siempre que no te sientas solo sin mí.
—¡No, no! Si tú no me dices que le has visto marcharse no dejaría de imaginar que alguien le había reconocido y que le habían detenido. Id a la estación de Outwood. Queda casi a la misma distancia y no hay tanta gente. Id en coche. Así habrá menos posibilidades de que os vean. ¿A qué hora pasa tu tren, Frederick?
—A las seis y diez. Será casi de noche. ¿Qué harás tú luego, Margaret?
—Oh, ya me las arreglaré. Me estoy volviendo muy valiente y muy fuerte.
Hay un camino de vuelta a casa bien iluminado, si oscureciese. Pero la semana pasada estuve fuera mucho más tarde.
Margaret se alegró de que terminara la despedida: la despedida de la madre difunta y del padre vivo. Hizo que Frederick se apresurase a subir al coche para acortar una escena que causaba tanto dolor a su padre, que había acompañado a su hijo a dar el último adiós a su madre. Debido en parte a esto y también a uno de los frecuentes errores de la «Guía de ferrocarriles» sobre la llegada de los trenes a las estaciones más pequeñas, en Outwood se encontraron con que faltaban casi veinte minutos. Todavía no habían abierto la taquilla y ni siquiera podían sacar el billete. Así que bajaron el tramo de escaleras hasta el nivel del suelo por debajo de la vía. Había un camino de ceniza que cruzaba en diagonal un campo paralelo al camino de coches y fueron a pasear por él los minutos que faltaban.
Margaret cogió del brazo a Frederick, que le estrechó la mano cariñosamente.
—¡Margaret! Consultaré al señor Lennox en cuanto a las posibilidades de exculpación para poder volver a Inglaterra cuando quiera más por ti que por nadie. No soporto la idea de lo sola que te quedarías si le ocurriera algo a mi padre. Está muy cambiado y muy débil. Me gustaría que le convencieras de que piense en el plan de Cádiz por muchas razones. ¿Qué harías tú si él muriera? No tienes ningún amigo cerca. Y es extraño, pero tenemos muy pocos parientes. Margaret contuvo a duras penas el llanto ante la tierna ansiedad con que exponía Frederick una posibilidad que ella misma había considerado a veces al advertir los graves efectos que habían producido en el señor Hale las preocupaciones de los últimos meses. Procuró sobreponerse diciendo:
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Norte y Sur - Elizabeth Gaskell
RomanceMargaret Hale es una joven que, luego de la boda de su prima, vuelve a su querido pueblo Helstone donde pretenderá vivir una vida tranquila y sencilla. Sin embargo, un repentino problema familiar hace que deba mudarse con sus padres a la ciudad de M...