Capítulo 25

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Jodie no sabía quién estaba más sorprendido, si Wes al encontrarla en su departamento o ella al verlo por primera vez usando un esmoquin

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Jodie no sabía quién estaba más sorprendido, si Wes al encontrarla en su departamento o ella al verlo por primera vez usando un esmoquin. Él lucía... tan magnífico en aquel traje azul oscuro. Era... era...

Ella estaba sin palabras y debía tener la boca abierta. ¡Qué vergüenza! Juntó sus labios e intentó controlar las emociones que nacían en su pecho.

—¿Cómo...?

Él también estaba sorprendido y no desvió su mirada de Jodie mientras se acercaba, como si creyera que ella iba a desaparecer en el aire.

—¡Sorpresa! —dijo con una débil vocecita, sintiéndose un poco consciente de sí misma bajo el escrutinio de sus ojos, sobre todo cuando él lucía como si acabara de salir de las páginas de una revista.

Wes se detuvo frente a ella y levantó una mano. Él trazó su mejilla con sus nudillos y Jodie cerró los ojos ante la calidez de su toque.

—Estás aquí —murmuró, deslizando sus dedos por su cuello y sus cabellos—. Realmente estás aquí.

Ella abrió los ojos y vio sus ojos brillantes y la sensual sonrisa en sus labios.

—No quería que estuvieras solo esta noche. —Tomó su mano para que la siguiera—. Mira, preparé la cena para ambos. Mamá envió algunas cosas, pero la terminé e hice el postre. Y también puse la mesa. Compré estos adorables individuales navideños en descuento y hasta conseguí esos chispeadores que...

Jodie perdió la coherencia de sus palabras cuando Wes empezó a besar su cuello y la abrazó por la espalda. Se estremeció y una corriente de excitación se deslizó por su cuerpo. Él dejó sus intenciones claras cuando sus manos acariciaron sus caderas y sus pechos a través de la ropa. Su respiración se atascó.

—Tengo... tengo que bañarme... y cambiarme de ropa —balbuceó, luchando con mantener el control—. Solo serán unos... minutos. Espera... aquí.

—Claro —respondió él con suavidad, pero no la dejó ir.

Al contrario, giró su cuerpo hasta tenerla frente a frente, entre sus brazos, y juntó sus bocas en un beso abrasador y necesitado. Jodie jadeó y Wes la besó con más ímpetu. Sus labios se movieron sobre los suyos con entrega y pasión; él no tuvo misericordia de su autocontrol. La besó de la forma en que sabía, que terminaría con los pensamientos desechos, su piel ardiendo con necesidad y su cuerpo estremeciéndose de deseo. Ella no intentó detenerlo otra vez; se aferró a sus hombros con fuerza mientras sus cuerpos chocaban con las paredes del pasillo en un intento desesperado por llegar a su habitación. Entre besos, sus manos se buscaron y enredaron, intentando desvestirse y descubrir más piel.

Wes peleó con los pequeños botones de perlas de su blusa, que necesitaban paciencia para abrirse. Jodie lo tuvo más difícil: tuvo que luchar con la chaqueta, el chaleco interior, la corbata y la camisa, antes de poder tocarlo sin barreras. Se recompensó a sí misma, dejando vagar sus manos por su torso y sus abdominales, apreciando su firmeza y la tibieza de su piel.

Este corazón mío [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora