Capítulo 33

3.1K 409 148
                                    

Jodie revisó su boleto y caminó por el estrecho pasillo del avión hasta que encontró el asiento indicado

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Jodie revisó su boleto y caminó por el estrecho pasillo del avión hasta que encontró el asiento indicado. El lugar junto al suyo aún estaba vacío, así que pudo acomodar su patética existencia, descuidada y exhausta, sin un testigo cercano que la mirara con extrañeza.

A su favor, debía decir que no había nada que ella pudiera hacer para mejorar su apariencia y su temperamento después de veintiséis horas que incluían una larga escala y muchas horas de vuelo. Su primera aventura área estaba resultando ser menos una aventura y más una completa pesadilla.

Si alguien le preguntara en ese momento, Jodie diría que no volvería a subirse a un avión en lo que le quedaba de vida. Luego de ese extenuante viaje, ni siquiera estaba segura de querer regresar a Londres. No le importaba nada, con tal de no tener que volver a sentarse en esos incómodos asientos sin espacio suficiente para estirar las piernas.

Todo su cuerpo estaba entumecido y dolorido. Su cabeza dolía y ni siquiera podía recordar la última vez que comió de forma decente.

También estaba aterrada.

No le sorprendía que volar no fuera lo suyo. Cada vez que el avión despegaba o atravesaba turbulencia, Jodie se sentía desfallecer. Todo era su culpa y lo merecía, pero solo quería que se acabara.

Cerró los ojos y se recostó contra el asiento mientras soltaba un suspiro cansado.

Una hora y media más y todo habría terminado.

El viaje entre Sídney y Melbourne debía ser mucho menos ajetreado de lo que había sido atravesar el mundo. Solo un poco más y luego todo habría valido la pena...

—Buenas noches.

Jodie escuchó una voz masculina y miró al hombre que se sentó junto a ella con curiosidad. El desconocido vestía ropa cómoda y una gorra oscura. Apenas alcanzó a distinguir su rostro porque, cuando él notó que estaba observándolo, desvió la mirada, avergonzada.

Tomó un folleto del asiento delantero y pretendió que leía para no tener que verse envuelta en una conversación incómoda. En otra ocasión no lo habría evitado, pero, en ese momento, estaba muy agotada hasta para formar pensamientos coherentes.

Una vez que la azafata dio las instrucciones, el avión inició el despegue y su corazón se subió por su garganta. Por instinto, Jodie se aferró a los lados del asiento con ambas manos.

—¿Es tu primera vez viajando en avión? —La voz se coló entre la sensación de miedo y su proceso de hiperventilación.

Ella levantó la mirada. El hombre la miraba con una expresión amable y un poco escrutadora.

—¿Se nota mucho?

El extraño sonrió y dirigió su mirada hacia el reposabrazos, donde Jodie tenía apretada su mano en un agarre mortal. El calor subió por su cuello y lo liberó de inmediato.

Este corazón mío [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora