8. Asuntos ilegales

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Narra Megan:

Habíamos cruzado miradas. No una sutil, no una amenazante. Una mirada directa, sin remordimiento ni odio. Parecía sincera y amable.

Rápidamente, desvío mi mirada y sacó mi mano dejándolo con la mano estirada y un tanto confundido, podía ver en su expresión que lo notaba sorprendido por mi reacción.

La otra mano, es decir, la herida; comenzaba a sudar lentamente y no comprendía la razón. Mi estómago comenzaba a hacer un ruido interno raro y con el correr de los segundos me ponía cada vez más incómoda.

─ Ehm...  ─comenzaba a alejarme de él y miraba a mis alrededores─...Iré a... ─solté una risita mientras me rascaba el brazo y la nuca─... Mejor me voy  ─bajó la cabeza y caminó a paso apresurado hacia la salida.

Cierro la puerta detrás de mí y caminó rápido, se podría decir trotando. No sabía lo que me estaba pasando, nunca me había sentido así en mí vida. Pero si alguien podía responder a mis dudas era Lila.


Me encontraba solo a un paso del cuarto de Lila. Bueno, cuarto era una forma de decir: Una habitación con una  cama rígida, escritorio, ropero y un mini baño. Con las paredes pintadas de colores neutro como blanco y marrón. Mi habitación era idéntica, no era el espacio que a una adolescente común le agradaría, pero en mi defensa era acogedor a su manera. Sin contar el cementerio de cucarachas que había en un rincón pero bueno, detalles.

Golpeó de manera rápida y fuerte la puerta de madera, y cuando oigo un «pase» de su parte me adentro en la habitación.

Abro y cierro la puerta de un movimiento y me encuentro con una Lila demasiado concentrada.

 Estaba sentada en una silla frente a su escritorio metálico, con ambas manos al costado de su cara, leía la nota arrugada que nos había dejado mamá antes de irse esta mañana; enfrente de ella había una carpeta, un expediente un tanto vacío a mí parecer.

Me siento en el borde de la fría cama sin sacarle la vista de encima. Nunca la vi esmerarse tanto en un trabajo.

─ ¿Interrumpo?  ─me acerco y le hecho un ojo su mesa.

─ No... para nada  ─se da vuelta y recarga su brazo en la parte alta del respaldo de la silla─  Solo releía su nota

─ ¿Puedo preguntar porqué?

─ Hay algo que no me cierra en esa nota, hay algo en ella que me da mala espina

─ ¿Estas insinuando que trama algo?  ─me cruzo de brazos y presto atención a la conversación.

─ No lo insinuó, lo sé  ─dice segura de sí misma y se para de la silla sin despegar la vista del gran desorden en la mesada.

─ No se que le ves de malo, suena convincente

─ Para ti todo suena convincente, incluso después de las cinco cartas que nos dejó

Cruzó de brazos y alzó las cejas. Tiene un buen punto.

─ ¿Entonces qué cosa según tu hace lucir sospechoso al papel?

 ─ Primero, que tipo de asuntos son tan importantes para no contarles siquiera a tus propias hijas, que yo sepa entre las tres no hay secretos, ¿además que podría ser tan importante? Ni que estuviera planeando un atentado o algo así

─ Ahora que lo dices. ─agacho la cabeza y señaló con un dedo─  Tienes razón, se supone que algo tan importante merita festejarlo, como siempre lo hemos hecho, pero qué si es tan relevante como el asunto que trama; debe ser algún logro o algo similar

Dear Five | Number Five | [#1] {PAUSADA}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora