La voz de su padre junto con su persona, desaparecieron y se hicieron lejanas para dar paso al ritmo y vibraciones qué se hacían cada vez mas cercanas. No importaba cuantas veces dijiera Klaus que no quería volver, se iba despertando poco a poco. Pero en el medio del tumulto, y de la fiesta, se levanto de golpe. Junto al cuerpo de Megan tratando de hacerlo reaccionar.
Su respiración era agitada y sus ojos insistían en cerrarse de nuevo. Todos a su alrededor habían parado o por lo menos pausado sus acciones festivas para mirar detenidamente a Klaus, con una expresión nula y confusa.
—¡Klaus...! —susurró Megan, con un peso menos en su pecho, se llevo la mano al corazon y empezó a respirar más calmada—. ¿Klaus... Klaus qué haces? —preguntó, al ver como el se ponía de pie indeciso.
Una vez bien enderezado, la gente de su entorno, seguía con esas pelucas y prendas dignas de una fiesta fluorescente. Unos comentarios y murmuros llevaron a Klaus a comenzar a caminar a la salida en busca de su hermano.
—Luther... ¡Luther!
—Los porteros lo sacaron, Klaus —gritó Megan siguiéndole el paso, pasando por la multitud para no perder a Klaus de nuevo.
[###]
El silencio desbordaba el ambiente incómodo. Acababan de salir del club y caminaban por un poco iluminado callejón. Rumbo a la avenida principal.
Klaus tenía el cabello empapado y sus ojos abiertos cómo platos. Su expresión era confusa. Era entendible. Había charlado con su difunto padre, lo había rasurado y el afeitado ni siquiera había permanecido.
Megan había perdido su goma del cabello en el transcurso de su fiesta de hace rato. Su peluca castaña caía sobre sus hombros en perfectos pero a la vez enmarañados bucles. Cabello grasoso, enredado y sucio. No le cabía más cansancio en el cuerpo y cargaba sobre su frente una pequeña cortadura con un vidrio de botella.
Levantaba sus cejas al ver qué estaban a centímetros de salir de la calleja. Pero, al igual que Klaus, sus ojos insistían en cerrarse. Su ciclo de sueño se vió afectado en los últimos dos días, y eso, la ponía de un leve malhumor. Pero no sé descargaría con el hombre que acababa de conocer, el no tenía la culpa.
Arrugó su nariz y jugo con sus mejillas tratando de pensar que decir. Klaus miraba al frente caminando con sus manos frotando sus desnudos brazos.
—¿Quieres qué... —preguntó Megan, comenzando su oración—¿... Quieres que sigamos buscando a Luther o...?
—No... No, no te preocupes —respondió Klaus, haciendo un ademán con las manos— , seguro volvió a mi casa
—¿Estás seguro? Te acompaño si quieres.
—No...; Debés volver a tu casa —justificó, frotando sus brazos.
—Este... —vaciló, aclarando su voz— , verás... No tengo casa... Pero conseguiré un hotel a unas calles —se apresuró a decir Megan, al ver cómo Klaus la miraba confundido.
—Oh, está bien —replicó irresoluto—. De todos modos, mis hermanos no estarán de acuerdo en que lleve a una extraña a la casa; no te ofendas.
—No hay porqué —rié ella, tratando de sonar contundente.
Entre charlas triviales, llegaron al final de su recorrido. El olor a basura y suciedad era inmundo y Megan se apresuró a pararse en la mitad de la calle, por dónde pasan los vehículos.
—Supongo que aquí nos separamos, pequeña desconocida
—Ya lo creo. Debemos haber parecido unos dementes en la fiesta —bromeó para alivianar la angustia.
ESTÁS LEYENDO
Dear Five | Number Five | [#1] {PAUSADA}
FanficMe siento en la silla rígida de madera frente al escritorio del mismo material y saco todo lo que voy a necesitar: Papel y pluma. Posiblemente un sobre pero no creo que sea necesario, no ahora, no después de 728 días. Dudo mucho que me queden sobres...