25. Me agradas, Cinco

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— ¿A dónde vamos? —preguntó apresurado.

— Tu solo transportarte —le dijo la chica antes de teletransportarse hacia delante.

— Si tu dices —dice para sí mismo y acto seguido trata de tomar la ruta que tomó la chica.

Ella lo guía hasta la sala de maletines que es custodiada por un hombre delgado y sin mucha importancia. Con su uniforme limpio y la sonrisa plasmada en su rostro se puede notar que se trata de un nuevo empleado y que el anterior había sido reemplazado. 

Para su sorpresa, considerando que ella fue la primera en saltar en el tiempo, ve al pelinegro a apunto de teletransportarse de nuevo hacia el interior de la sala. La castaña se adelanta y se coloca frente a él para evitar que haga una locura. Cinco la mira confuso y desesperado. 

— ¿Qué hacés? —
intenta hacer a la chica a un lado para poder entrar pero solo consigue que esta lo tome del brazo firmemente y lo mire de la misma manera.

— Es una buena salida, lo reconozco. Pero será el primer lugar al que seguridad acudirá para encontrarnos

— ¿Y qué sugieres? —la mira embobado y cruzado sus brazos.

— El tubo de envío —el chico la mira con cara de "¿enserio?"— Se que suena una locura, pero cuando hay un asunto de suma importancia y no se encuentran disponibles maletines el tubo es utilizable para hasta tres personas a la vez así que no tendremos problemas —se rasca la nuca señalando hacia un pasillo.

— Okey, vamos entonces —empieza a caminar pero se da cuenta de que Megan camina en otra dirección— ¿A dónde vas? ¿No habías dicho que era por este camino?

— Antes necesito hacer algo. Pero voy a necesitar una de tus granadas.

— Claro

El chico de un movimiento le arroja una pequeña granada que ella recibe en el aire con una mano. Acto seguido, y sin perder tiempo, destapa el explosivo y lo lanza hacia el interior de la sala de maletines, esto despistara a los agentes e impediría que vayan tras ellos.

Pasados unos segundos, en los que los ambos ya habían salido del lugar, el empleado confuso por el ruido de reloj que salía dentro de la sala decide entrar para averiguar que sucede provocando que, lamentablemente, el hombre muera al instante.

Contemplando todo desde una segunda planta, se encontraba el par. Una vez que ven que su distracción da frutos, ya que la seguridad no tarda en llegar al lugar, se transportan, ahora sí, al tan famoso tubo de envío.

Una vez frente a la puerta metálica, la primera que toma el coraje en abrirla es la castaña. Cinco, para saber si está segura de su desición, la toma del hombro y la logra dar vuelta sutilmente antes de que ella pudiera girar el perillo de la entrada. Ella asiente lentamente mientras suelta un respiro, el la suelta y acomodando su corbata abren paso a la sala.

El interior de la dicha decía en todos los idiomas posibles que estaba deshabilitada o sin uso previo. Varios escritorios bien colocados a sus derecha y varios papeles encimas de estos bien apilados. Todo indicaba que el lugar había sido una oficina o algo similar. Luces tenues y el color de las paredes era simplemente aburrido, un estampado marrón que no transmitía más que agobio. Lo único que cabe destacar, es que era increíblemente amplia. Sin ventanas ni ventilación, pero una puerta al fin que decía en letras claras "Solo personal autorizado". Esta entrada no venía con perilla si no, que en su lugar, una pequeña pantalla rectangular. Cinco se preguntaba que utilidad podía tener dicho recuadro.

Dear Five | Number Five | [#1] {PAUSADA}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora