Capítulo 15

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Viernes... maldito viernes...

Sehun y Luhan habían hecho tal y como habían decidido y cuando el mayor terminó el trabajo se fueron rumbo a Busan, dispuestos a cumplir lo que cada uno tenía que hacer.

El cielo estuvo completamente azul, el sol brillante y las espesas nubes blancas mientras Luhan recibía los pequeños suministros y Sehun visitaba la casa de la señora Park.

Desde las cuatro de la tarde, hasta más tardar las seis y media todo se había mantenido en calma.

Sehun salió de la casa de la señora Park recibiendo un beso en la mejilla de esta y se subió a su auto para ir a recoger a Luhan.

Entonces... Entonces todo se salió de control.

Para cuando estacionó fuera del pequeño almacén donde se encontraba el menor el cielo claro se había vuelto de un gris oscuro, casi negro, y el viento comenzó a soplar con fuerza y a su vez frialdad.

Luhan salió y junto a Sehun metieron al maletero lo que se necesitaba para la pastelería.

-Será mejor que se apresuren, se viene una gran tormenta- informó el señor del almacén mirando el cielo descomponerse a cada segundo que pasaba.

Sehun estaba preocupado, ¿cómo no estarlo?

Sus hijos y Taeyeong estaban a salvo con Baekhyun, quien se ofreció a cuidarlos, pero igual, los niños necesitaban de sus padres, más si el tiempo se volvía más feo y aterrador.

-Vámonos Luhan- ordenó con suavidad abriendo la puerta del copiloto para el menor y entonces él se subió dispuesto a conducir.

Solo esperaba que en las dos horas y media que duraba el viaje a Damyang no comenzara a llover.

Es que por qué el almacén de este hombre tenía que estar en la parte más intrincada de Busan.

-¿Crees que nos de tiempo?- preguntó Luhan con preocupación.

-Eso espero- dijo Sehun mientras comenzaba a conducir. -Pero por si acaso ve llamando a Baekhyun, dile que acabamos de salir para allá y que si no llegamos es que nos atrapó la tormenta- indicó.

El menor así hizo y se aseguró de hablar con los niños también e indicarles que todo estaba bien.

-Listo- colgó la llamada.

Pasaron alrededor de treinta minutos en los que ninguno dijo nada hasta que empezó a llover, primero suavemente pero casi al instante con mucha fuerza, gruesas gotas que creaban estruendos increíbles al caer en el techo del auto y el pavimento.

Sehun no se detuvo, en cambio, trancando su expresión aceleró un poco.

No le importaba si le colocaban una multa por exceso de velocidad, ahora solo necesitaba llegar a casa.

Pero apenas entraron en la carretera que los dirigiría a Damyang tuvo que detener el auto.

Para entonces llovía a cántaros, tronaba, relampagueaba y había oscurecido. Era imposible la visibilidad.

-Hyung, ¿qué haremos ahora?- preguntó Luhan con preocupación, enfurruñado en el asiento porque sumando al aire acondicionado del coche el frío del clima al exterior del auto también era posible sentirlo.

Sehun no respondió, él no podía creer que le estaba sucediendo esto... No a él, no a ellos...

Abrió la puerta del auto dispuesto a salir pero Luhan lo agarró de la camisa.

-¿Qué haces? Te vas a empapar- ahora con la puerta abierta la voz de Luhan era casi imposible de escuchar por el fuerte ruido de la lluvia.

-Pienso intentar ver dónde estamos- comentó cerrando por un momento la puerta para evitar que el agua entrara al auto. -Los cristales están mojados desde afuera y empañados desde dentro, no se puede ver nada- explicó y luego suspiró.

Luhan next door -HunHan-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora