El problema soy yo.
Parte 2.
Las sábanas me queman, me echan de la cama. No he conseguido cerrar los ojos más de 10 segundos.
Inevitablemente la imagen de Eva con otro chico me está atormentando.
El conflicto en mi interior viene que una parte de mí no puede dejar de pensar en que ella caerá o ha caído con ese chico, y la otra me grita que no me haría eso.
Que confíe en la chica que ha robado mi corazón y ahora lo tiene en otra habitación distinta a donde estoy yo.Suspiro, cojo los primeros pantalones y sudadera que me encuentro. Necesito salir, pensar fuera de estas cuatro paredes.
No se escucha nada en el piso, un silencio absoluto producto de que son casi las seis de la mañana.Cierro la puerta con cuidado de no hacer ruido. El frio de la madrugada en Madrid hace que me arrepienta de dejar el calor de mi edredón.
Pero no es ese el calor que me gustaría estar sintiendo ahora mismo.¿Por qué no puedo correr hasta Eva? Es lo que quiero. Pero mi cuerpo se niega a ello.
Vuelven a ganar mis celos y mi estúpido orgullo.
Enciendo un cigarrillo mientras camino sin un rumbo fijo, sin saber hacia dónde, solo dejando que mis pies marquen un camino al azar.Por el camino veo a una pareja ir de la mano, caminando con prisa. Sonrío al pensar que ellos si van a acabar la noche de una buena manera.
Me siento en una parada de autobús, pero no espero al vehículo.
Dejo caer mi cabeza sobre la marquesina que anuncia un perfume por el que la castaña se vuelve loca.
Me es inevitable pensar en ella a cada detalle que ven mis ojos.-¿No es muy temprano para esperar al autobús o muy tarde para ir a casa chico? -Miro al barrendero que me sonríe mientras sigue recogiendo las hojas del suelo.-
-Tal vez.
-No estas borracho, y no llevas nada para montarte en el autobús. ¿Qué te pasa?
-Mal de amores. -El señor mayor se sienta a mi lado, mirando la frente, al igual que yo.-
-Soy bueno escuchando y aconsejando. Casi cuarenta y cinco años de casado no se consiguen a la ligera. -Le sonrío sin mirarlo. Ojalá llegar a esa edad y que Eva siga a mi lado. Hacernos mayores juntos, arrugarnos y ver como nuestros hijos nos dan nietos.-
-Soy yo, el problema soy yo y mis estúpidos celos.
-¿Cómo se llama ella?
-Eva. -Sonrío al pronunciar su nombre, desde hace tres años me es imposible no hacerlo al acordarme de ella.-
-La quieres.
-Es la mujer de mi vida.
-¿Y qué haces aquí? -Suspiro perdiendo mi mirada en el vaho que sale de mi boca y se evapora en el frío de la mañana.-
-Su ex, vuelve a estar detrás de ella.
-¿Cuanto tiempo lleváis juntos?
-Tres años. Algo más de tres años.
-¿Y crees que en ese tiempo no han habido chicos detrás de ella?
-Claro que sí, es la chica más guapa del mundo. Pero...
-Pero nada chaval. -El hombre me interrumpe. Lo miro y él me sonríe.- ¿Quieres mi consejo? Te lo voy a dar igualmente. -Le sonrío y el hombre sigue hablando.- No la pierdas, no dejes que esos celos tuyos la alejen de ti, porque aunque no te lo parezca, ahora mismo la estás apartando de tu lado. ¿Quieres eso? Tú mismo la puedes estar empujando a los brazos de quien no quieres. Así que deja de estar aquí esperando nada, y ve a por ella.Me pongo en pié, el barrendero tiene razón.
¿Qué se supone que estoy haciendo?
Yo quiero estar con ella, estos últimos años ella ha sido la culpable de mi felicidad.
No quiero tirar eso por un barranco solo porque un gilipollas más pretenda tenerla en su cama.
Después de despedirnos y desearnos unas felices fiestas, camino hasta el piso de Eva.
No tengo que andar demasiado, mis pasos me estaban dirigiendo hacia aquí sin darme cuenta.¿Será tarde para que esté gilipollas obtenga su perdón?
Solo quiero tenerla delante, abrazarla y convertir las muecas de sus labios en besos y sonrisas.
Solo quiero amarla como lo he estado haciendo estos años.
Solo quiero que no se canse de mis celos absurdos.
Que me siga queriendo.
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Relatos Cortos
FanfictionNo hay que describir gran cosa. Son relatos cortos, situaciones que me apeteció escribir. Espero que os gusten.