No te vayas.

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Relato corto.

No te vayas.

Miro por encima de su hombro desnudo, mi brazo la rodea y su mano está descansando encima de mía.
No están entrelazadas.
No sé han buscado a lo largo de la noche para sentirse más unidas.

Me muevo con cuidado de no despertarla, me quedo boca arriba mirando el techo, mirando ese estúpido espejo que ella se empeñó en colocar ahí y que nunca me gustó.
Me veo y no soy yo.
Puedo ver la duda en mis ojos, las ojeras que se marcan debajo, mis manos tapando mi cara.
Hace tiempo que no soy el mismo, que no puedo serlo cuando una parte de mí no está aquí.

Y es que me siento incompleto, pasan los días, semanas, meses, años y sigo sintiendo que no estoy bien al 100%.
De poco sirven las sesiones con mi psicólogo, de todas saco la misma conclusión.

No puede irse.
Ahora que ha vuelto siento que no podría superar otra despedida, otros años sin saber de ella o hablando solo de vez en cuando a través de una pantalla.

Me levanto con mucho cuidado de la cama, lo hago despacio, tratando de no despertar la chica que duerme ajena a todos mis pensamientos e intenciones.
Ajena a que todos sus planes conmigo están pendiente de un hilo que sin miramientos puede romperse esta noche.
Esta madrugada más bien.

Recojo mi ropa del suelo, me visto tratando de no hacer ruido, y le doy la vuelta a la foto en la que salimos los dos y que descansa encima de la mesa.
Sonreímos aunque a mí ese día no me apetecía sonreír.

Fue tres días después de que se fuese.

Salgo de la habitación sin cerrar la puerta, bajo las escaleras y cojo las llaves del coche, suspiro justo antes de escuchar como el motor ruge.
¿Estoy seguro de hacer esto?

Es decir adiós a todo lo que he planeado para mi futuro.
Adiós a la chica que duerme en la que era nuestra cama.
Adiós a la casa.
Adiós incluso a este coche.
Adiós a esa estabilidad que nadie creyó que yo podría alcanzar, siempre tan cabra loca que no pensaban que pudiera sentar cabeza.
Todos menos ella.

"-Cuando te enamores lo harás, te apetecerá sentarte en el sofá con esa persona y abrazarla. Saldrás de fiesta y no te llevarás a la primera que te coquetee al baño. Querrás dormir con ella, y sin quererlo, sonreirás cuando pronuncien su nombre."

Nada de eso siento ahora mismo por la persona con la que supuestamente voy a compartir mi vida, esa compañera de futuro que cada vez está más borroso.

-Lo siento.

Aprieto el acelerador y salgo de la parcela cuando la vaya metálica se abre.
Es un perdón al aire, esperando que entre por su ventana y le llegue.
Que cuando se despierte sola en la cama sepa que no quise hacerle daño.
Simplemente no puedo seguir haciéndomelo a mí mismo.
Y voy a arriesgarme.
Voy a correr hasta donde mi pecho me empuja.
Voy a tirarme a una piscina sin saber si hay agua, a un mar sin saber si hay tiburones en el fondo.

Pero necesito hacerlo.

Porque si sale bien... Si sale bien es algo que le contaré a mis hijos, a mis nietos y que me tatuaré.
Algo que mi cabeza recordará por siempre.

Los latidos de mi corazón se aceleran mientras que avanzo.
Siento como los nervios se van haciendo dueños de mi cuerpo.
Miro la hora en la pantalla del coche.
Las 03:44h de la madrugada.
Todavía tiene que estar en su casa, esa que estaba frente a la mía, esa que desde pequeño visitaba todos los días.
Su habitación siempre frente a la mía.

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