Perseidas ⭐
"-¿Eva estás despierta? Baja. Estoy en tu puerta."
Ese mensaje se ilumina en la pantalla de mi teléfono, haciendo que deje de prestar atención a la película.
Dudo unos segundos si contestar o no, que sea Hugo quien esté frente a mi casa no era lo que esperaba.
No esperaba un mensaje suyo a la una menos cuarto de la mañana.
Realmente no esperaba un mensaje suyo, fuese la hora que fuese.El teléfono se apaga, vuelve a estar en negro, deja de iluminar levemente la habitación.
Solo queda la televisión encendida.Muerdo mi labio inferior, levantándome sin hacer ruido de la cama. Doy pasos pequeños, insonoros, agachada, hasta llegar a la ventana de mi habitación que da a la calle.
Si el rubio está ahí, podré verlo desde aquí.
Sin que me vea.
Porque aún no he decidido si voy a hacerle creer que estoy dormida.Aparto con cuidado de no ser vista la cortina, y ahí está.
Apoyado en el lateral de su coche azul.
Mirando al cielo con el teléfono en su mano.
¿Por qué está aquí?
No tendría que estarlo.La pantalla de mi teléfono vuelve a iluminarse, el pequeño aparato vibra sobre la superficie de madera de la mesita de noche.
Consigo ver el mensaje antes de que vuelva a ser todo negro."-Deja de mirarme por la ventana y baja."
Maldito gilipollas que me arranca una sonrisa que no pretendía mostrar.
Desbloqueo el teléfono, decidida a decirle que se vaya.
Pero otro mensaje aparece cuando entro en su conversación."-Si me dices que no vienes, voy a estar llamando a tu puerta hasta que tus padres se despierten."
Aprieto mis labios con fuerza. Sé que es capaz de hacerlo.
Cuando se propone algo, es tan insistente que es casi imposible hacer que se olvide de eso."-No serás capaz Hugo. Vete a tu casa."
Deja de estar conectado en la conversación, para llamarme.
Quiere dejar los mensajes para escuchar mi voz.
Y yo no sé si escuchándolo, voy a poder negarme a bajar.-No voy a irme, no quiero irme. Baja, por favor.
Bajo de la cama, caminando hasta cerrar despacio la puerta de la habitación para que, en la habitación de al lado, mis padres no puedan escuchar mi charla con el rubio que espera por mí en la puerta de mi casa.
Me acerco hasta la ventana, corriendo a un lado la cortina, dejando que ahora sí, sepa que estoy ahí. Mirándolo.
Sus ojos se cruzan con los míos siendo solo alumbrados por la luz de las farolas de la calle.
El muy tonto me sonríe, y me obliga a hacer el mayor esfuerzo de mi vida para no sonreírle también.-¿Qué quieres?
-Baja. -Sigue mirándome fijamente, con su cuerpo totalmente orientado hacia mí.- Por favor.
-Estoy en pijama.
-Voy a esperar aquí hasta que vengas.Suspiro cuando él cuelga la llamada, cuando se vuelve a apoyar en el lateral de su coche, cuando mete su teléfono en el bolsillo de la sudadera que lleva y se cruza de brazos.
La noche está algo fría, hace viento y el rubio ha acertado cogiendo una sudadera al salir aunque estemos en verano todavía.
¿Qué hago?
Solo ha pasado una semana desde que he ignorado, o al menos lo he intentado, su existencia. Una semana desde esa fiesta a la que no debí haber ido.
Una semana desde que todo parece haber cambiado sin posibilidad de retorno entre nosotros.Joder, una semana desde que, primero en aquel juego y luego a escondidas en el primer rincón donde nadie podía vernos, dejamos atrás toda una vida de amistad para estropearla por dos besos que sabían a un triste adiós.
Adiós a todo lo que aguanté en mi adolescencia sin besarlo cuando creí haberme enamorado de él.
Adiós a mi sensación de que podía volver a mirarlo como lo hacía con doce años.
Adiós a seguir siendo Hugo y Eva como dos amigos entre los que nunca ha pasado nada aunque todo el que nos viese pensase lo contrario.
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Relatos Cortos
أدب الهواةNo hay que describir gran cosa. Son relatos cortos, situaciones que me apeteció escribir. Espero que os gusten.