~Llévate el tapete~
N/J
-Creo que la cagaste.-Álvaro responde con completa honestidad me señala con el dedo y baja el sorbete del refresco de sus labios.-Y que eres un idiota.
-Cielos, gracias.-Suelto con sarcasmo.
-Idiota no.-Se retracta.-Eres un hijo de puta.
-Álvaro.-Se ríe y niega.
-¿En que creías? ¿Esperabas que se quedara después de eso?-Deja el vaso sobre la mesa del comedor y me observa con burla.-Pongámoslo así.-Suspira.-¿Sabes lo que me haría Ester si suelto el nombre de alguna mis ex en medio del sexo?
-No es algo que quiera imaginarme.-Digo.-Pero ya me lo imaginé probablemente te quedarías sin testículos.
-Exacto, no quedaría de mi NADA.-Alza la voz.-¿Recuerdas esas pelis viejas? ¿"La cosa"? Así quedaría después de llamarla con otro nombre.-Bajo la cabeza y en el instante en que la subo veo a Danna levantarse con su bandeja, Ester no esta con ella y es debido a que ella no ha venido después de su noche arruinada con Danna y de que se quedara con Álvaro en el bar, al día siguiente amaneció mal o al menos es lo que Álvaro me describió al decirme lo de los vómitos.
-Tengo que hablar con ella.
-¿Qué? ¿No?
-¿Por qué mierda no?
-Vas a empeorar las cosas, Jorge ,créeme conozco a las mujeres. ¿Acaso quieres que seamos el grupo de los sin testículos?
-No todas las mujeres son como tú novia, hermano.
-Te sorprendería.-Me levanto cuando la veo salir de la cafetería.
-No tengo tiempo para esto.-El cambio de hora suena.
-¡Tenemos clases!
Como si hubiera asistido las últimas semanas.
Dejo la bandeja en su lugar y al salir de la cafetería corro detrás de ella llamándola por detrás.
-¡Danna!-Veo su cuerpo tensarse, pero se detiene y antes quizás hubiera seguido su camino pero me recuerdo que la Danna frente a mi es otra, la que no huye de las situaciones complicadas o vergonzosas. Dentengo mis pasos justo delante de ella.-¡Hola!-Alza las cejas.
Bien, no es un buen inicio de conversación, no después de lo que pasó.
-Hola.-Respondé seca y con las manos cubriendo los libros sobre su pecho. Sin rodeos lo suelto.
-Quiero disculparme.-Sus ojos avellana se abren.-La otra noche.-Aparta la mirada y luce molesta.-Lamento...
-Ahorrémonos esto, Jorge.-Me interrumpe suspirando.
-¿Qué?
-Tus disculpas no necesito oírlas, no necesito lastima por lo que paso.-Mis puños se aprietan y siento el enojo crecer en mi interior expandiéndose a cada parte de mi cuerpo, no entiendo que hay en su cabeza, ni porque todo lo que siento lo tiene que relacionar con lastima no es así.