N/DDespués de un viaje de veinte minutos donde tengo que controlar mis lagrimas y no verme débil antes sus ojos, Miguel me deja en frente del hospital y se va. Entró por la puerta y voy hacia el cuarto de mamá hasta ese momento creía que si todo salía lo planee no iríamos a casa el mismo viernes. Sin embargo todo lo que imaginaba que pasaría cambia por completo cuando no la encuentro en su cama en lugar de ella hay una enfermera arreglando la habitación. Ella me observa y me atrevo a preguntar.
-¿La paciente de esta habitación?-Ella separa los labios para responder, pero su respuesta no llega, ya que siento la sombra de alguien detrás de mi.
-Señorita Rivera.-Me giró hacia el doctor.
-Doctor.-Vuelvo a mirar la habitación.-Mi mamá...
-Podría venir unos segundos,por favor.-No respondo y coloco su mano sobre mi espalda empujandome despacio hacia la puerta, acepto y nos detenemos en los pasillos.
-¿Qué sucede?-Pregunto con miedo,no quiero imaginar lo peor, pero es inevitable.
-Su madre ya no se encuentra aquí salió del hospital hace una hora.
-¿Cómo?-Me mira como si tuviera miedo de mi reacción y entiendo cuando sigue.
-Su esposo vino por ella.
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N/J
Danna terminó conmigo ese mismo día y pasaron veinticuatro horas para que volvería solo por sus cosas, no me dirigió ninguna palabra mientras buscaba su ropa y yo aún seguía dolido como para atreverme a habla. Pero no como para mirarla la seguí con la mirada como un jodido acosador y toda la mañana anterior regresó a mi como una puta bala. De solo imaginar las manos de Diego en su cuerpo me daban ganas de causar un puto alboroto. Ella se fue y mis días se convirtieron vacíos y sin sentido, quise odiarla, realmente quise hacerlo, pero no pude, no después de recordar que yo fui el primero que fallo. Pero eso es solo una excusa más que intente darme, lo cierto es que no puedo odiarla porque la tengo atrapada en mi piel y porque estoy enamorado hasta la médula de ella. Los putos rumores no tardaron y Diego tergiverso la verdad tantas veces que la reputación que ya tenía Danna, creció. Aún así quería creer en ella a pesar de que sus palabras me dolieron busque la forma de averiguarlo, pero ni siquiera Ester pudo ayudarme. Siento el peso de alguien sentarse a mi lado del taburete.
-Es demasiado pronto, viejo-Menciono bebiendo del vaso. Me vuelvo hacia él, pero resulta ser Victoria y ella sonrie completamente radiante se ve mejor que antes, más saludable, sin marcas de maquillaje escondiendo las heridas y más tranquila. Victoria denunció a Nathan esa misma noche y después de decírselo a sus padres, regresar a casa con ellos gracias al apoyo fraternal que le dieron. Logró tener una orden judicial donde Nathan no puede estar cerca de ella por lo menos 120 metros.
-Te ves bien.
-No puedo decir lo mismo de ti.-Vuelvo a beber otro sorbo.-No he visto a Nathan desde esa noche.-Comenta de repente.-Mamá dice que es un comienzo.-Intento darle mi apoyo sonriendo, pero fallo.
-Se nota, me alegro por ti, Victoria.-Ella me sonríe.-¿Y qué estás haciendo aquí?
-Oí que te emborrachas aquí todas las noches.
-Rumores, ¿eh?-Bebo todo el vaso y continuo.-Ultimamente se han extendido demasiado, hasta se han vuelto mentiras. Ella entiende a que me refiero,se gira hacia a mi.
-¿Danna es la culpable de esto?
-Danna...-Murmuro, incluso pronunciar su nombre me duele.-No he hablado con ella desde que se fue de mi casa.
Y no deseo hablar de eso ahora.
Victoria guarda silencio y gira todo su cuerpo hacia mi lado.
-¿No crees que ya debes superarlo?-Intento sonar calmado por el cariño que le tengo.
-Victoria.
-Hablaba en serio.-Me interrumpe su mano se desliza en el taburete hasta tomar la mía dejándome con un rastro de confusión.-No ha cambiado nada, así que no puedes decir que lo hago porque necesito la compañía de alguien...yo realmente te quiero, Jorge.
-Victoria...yo...-Intento hablar.
-Solo dame una oportunidad.-Sus ojos brillan.-Dame una oportunidad.
¿Una oportunidad?
-Y déjame ayudarte a olvidarla.
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