34. Like a Red Force

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A medida que culminaba la sexagésima repetición, acabando así la 3ra serie, su respiración se iba haciendo mas y mas pesada, difícilmente eso le quitaba la satisfacción de estar cumpliendo con su régimen de entrenamiento, cosa que le llenaba de altiva honradez. Suelta su agarre de la barra y desciende al suelo; va hacia una pared a recostarse y se limpia el sudado rostro con pañito.

Se cruza de brazos y aprovecharía este minuto de descanso; pese a no necesitarlo mucho. Los años de disciplina y motivación hicieron de su stamina algo digno de admirar. La joven pelinaranja era cuanto menos intimidante a la vista del ojo publico; pero hiendo mas allá de aquello, parecía emitir un aura de puro fuego y determinación única, como si... Reflejase mas testosterona que un hombre. Quizás fue gracias a querer servir a la milicia, en la cual ya se ubicaba y le enorgullecía mucho. Ella ve que un chico se le acerca a paso cuidadoso y mirada perdida...

-"Eh... Disculpa pero... ¿Te falta mucho con la barra? Mis amigos y yo queremos usarla... Si es que se puede"- Cuestiona el chico intentando disimular su nerviosismo y timidez. Ahora que lo detallaba bien, su apariencia era como la de un chicho cualquiera, castaño y ropa deportiva para ejercicio regulara... A diferencia de ella, que últimamente usaba prendas militares; una camisa de tirantes verdes, un pantalón de camuflaje semi ajustado estirable y unas botas poco ligeras. Esto se debe a estar tan concentrada en su servicio como forma de refugiarse de un tormentoso pesas; su madre moría y no sabían si podía ser salvada... 

Por mas que quisiese, no era capaz de huir de eso, no era capaz de olvidarla por que siempre estaba presente en su mente y corazón, nada mas que ella y solo ella únicamente.

-"Adelante, úsala. Solo me falta una serie"- Incito la pelinaranja prestandole poca o nula atención a él. Concentrándose mas en su descanso, que en cualquiera que estuviese a su alrededor; de hecho, las zonas solitarias del gym son las que mas frecuentaba normalmente. Se le hizo una costumbre entrenar sin compañía gracias a que no había molestia alguna; cero perdidas de tiempo ni chácharas.

Ante eso, el chico le dedico un "muchas gracias" como si de algún superior se tratase, y procedió a llamar a sus amigos con un ademan de manos; ellos fueron viniendo, de cierta forma laika noto que la observaban de reojo, como si quisiesen evitar hacer contacto visual o algo por el estilo. Quienes la conocían estaban muy al tanto de su dura reputación; conocidos, compañeros, vecinos, etc. Sin embargo, ella consideraba demás de exagerado el que desconocidos, personas que veía por primera vez en la vida, sean tan reacios a hacer tan siquiera leves interacciones hacia su persona.

¿En verdad se veía tan poco... "amigable"? Su madre siempre la ha engrandecido con cumplidos que eleven su autoestima, a un punto común sin llegar a la errónea arrogancia. Esas fueron las bases de quien es ahora. En cualquier caso no le importaba la opinión externa, mucho menos se la tomaba en serio. ¿Qué importaba si estaba algo desconectada con su lado femenino? Un pequeño precio a pagar por servir fielmente a la madre patria, no comenzaría con dudas inútiles, ni ahora ni nunca.

Laika observa tranquilamente, en espera por que sea su turno, a que el chico castaña y sus amigos terminasen de hacer el ejercicio en barra, siendo la primera serie de todos ellos; ignoraría el que algunas la viesen de reojo al hacer lo mismo que ellos pero referente a sus patrones de movimiento, mas la velocidad a la que iban. Observo que el castaño hizo 10 repeticiones controlando lo mejor que podía su descenso difícilmente, el siguiente chico también hizo 10 repeticiones pero se notaba lo descontrolado de su descenso, junto con algo de explosividad al momento de ascender. Por ultimo, los siguientes 2 chicos restantes hicieron a duras penas 7 y 9 repeticiones al estar tan agotados; ella aprovecho el que hayan pasado todos, su mini descanso fue suficiente para reponerle y continuar.

Like a StoneWhere stories live. Discover now