18. Like a Bless

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Era de noche, Royal Woods estaba siendo azotada fuertemente por una nublosa tempestad, tan potente y atemorizante como para que cada ciudadano corriese despavorido a la quietud y seguridad de sus hogares o por lo menos, mantenerse a salvo bajo la tranquilidad de algún techo en las afueras, solos, esperando a que lo peor pasase lo mas rápido posible, que el cielo tuviese piedad de sus pequeñas vidas...

En el desolado y antiguo cementerio de Royal Woods, igualmente azotado por la furiosa lluvia, un hombre albino estaba sentado en una silla de metal, oxidada por el paso del tiempo pero igualmente funcional para su uso. Bebiéndose una pequeña lata de cerveza endulzada, tenia su mirada fija a la vieja lapida hecha de mármol que estaba frente de él, una mirada nostálgica, cargada con un montón de sentimientos reprimidos por muchos años debido a sus lamentables circunstancias. Habia tanto para decirle, tanto que desahogar, es solo que no sabia por cual parte empezar, sinceramente...

El albino sonríe ante esto, fue como si volviese en el tiempo, a una época donde todavía era alguien "inocente", libre de suciedad... rememoraba momentos donde él todavía estaba lleno de vida, marchitado al borde de las puertas del mas allá, pero vivo, tanto como para ser envuelto por sus grandes y cálidos brazos en un deseoso abrazo... deseando que realmente fuese eterno, deseando no estar solo ni rechazado de nuevo. Da un sorbo a su cerveza, que ya estaba por acabarse dentro de los próximos tres sorbos faltantes, hecho esto, se detiene a ver su borroso reflejo en la lata, para después soltar una corta pero muy audible carcajada solitaria, por mas que bebiera, ese asqueroso sentimiento de soñar despierto no lo abandonaba, inclusive parecía haberse hecho mas fuerte una vez que entro al cementerio con anterioridad... lo extrañaba tanto.

-¿Cuanto ha pasado desde la ultima vez que vine aqui? ¿3 años? ¿5 años...? Ya ni siquiera me acuerdo...- Dice con melancolía, mirando al lluvioso y oscuro cielo, luego devolviendo sus ojos a la bañada lapida como si estuviese esperando respuesta alguna de ella. Su sentido común le dictaba que ya estaba ebrio y que se refugiara en el mausoleo mas cercano a él, cuanto antes saliese de allí tan rápido como pudiera; pero no, estaba demasiado consciente para considerarse a si mismo ya embriagado y mucho menos quería irse, por lo menos no aun, quería tanto de su compañía que la anhelaba... le reconfortaba estar en su silenciosa presencia.

"Allá arriba... ¿sera un lugar soleado donde tu estas...? Así te habría gustado..."  pensó el albino, posando su mano en la lapida, acariciándola de forma tenue, como si de alguna vieja amante se tratase. A lo lejos, el hombre era observado por los ojos vacíos del anciano cuidador del cementerio, quien se estaba resguardando de la lluvia en el agrietado mausoleo, sintiendo tanta pena y desesperanza por el albino. 

-Pobre niño... no ha cambiado nada desde que vino aqui, hace tanto tiempo- Susurra el anciano, haciendo el gesto de la persignación para el mismo, una vez terminado, junta sus manos en forma de rezo. Sabia que seria inútil ir allá y darle palabras de animo como; "todo estará bien" "esto pasara" "es parte del plan del altísimo", pues solo le estaría mintiendo a la cara, a veces, las palabras no bastan para sacar a las personas de ese profundo pozo de tristeza. Lo único seguro, era tenerle fe al tiempo y por supuesto... tomar las adecuadas cartas en el asunto.

El rugido de un fugaz trueno clama por la atención del anciano, consternado, tan asustado que oraba mentalmente para calmar a los cielos a ojos cerrados, al abrirlos ve algo que lo sorprende al punto de parpadear unas tres veces, solo para confirmar lo visto; el albino seguía en la silla, inmutable como si nada hubiera pasado y dando otro sorbo a su cerveza... conversando en la muerta presencia de la tierra.

-Lo siento por haber dejado de visitarte... pero... si todo sale bien, te visitare mas seguido y... puede que con compañía- Dice él con un sonriente, pero a la vez triste semblante. Su lado mas infantil quería hacerle creer que estaban teniendo charla común y corriente como en el pasado, pero la otra, la parte mas cuerda y racional, lo hacia dudar de por que rayos había venido aqui si quiera. Haciéndolo sentir como si solo estuviera perturbando el añorado descanso del muerto... pero necesitaba estar aqui, verlo antes de zanjar sus problemas de una vez por toda. Un agridulce recuerdo lo golpe, al beber su ultimo sorbo...

Like a StoneWhere stories live. Discover now