22. Like a Grief Candy

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De vuelta con lincoln y lacy, ellos caminaban lado a lado hacia las escaleras.

-¿Como conoció a mi madre, señor...?

"Ella era la peor hermana que pudiera desear, a veces era una perra conmigo... pero, pasaron ciertas cosas..." pensó lincoln agitando la cabeza de un lado a otro, deshaciendo la idea en concreto sobre decirle como se dieron en verdad las cosas entre ellos. Estaba pensando en algo que sonara creíble, pero a la vez no deseaba seguir mintiéndole, lo hacia sentir aun mas desagradable de lo que ya era... ¿Pero como podría decirle? ¿Que seria eso que este en el medio de la mentira y la verdad...? No tendría que contárselo "exactamente" todo, ¿o si?

-Ocurrió hace muchísimo tiempo, desde que eramos niños, por no decir desde siempre. E-ella... era la niña mas ruda que jamas vi, yo era un niño bastante frágil al que le apasionaban mucho los cómics, y... a medida que fuimos creciendo, ella se hizo mas grande, mas fuerte, mas agresiva, no hubieron muchos cambios en mi, salvo por que recibí un buen estirón... n-no hay mucho que contar realmente...- Le dijo lincoln, un poco sorprendido de lo fácil que le resulto soltar breves detalles del pasado. Puede que sentirse menos atemorizado al lado de la niña sea la razón... si continuaba siendo así de calmado y, con un poco de suerte, sin molestos efectos secundarios debido a sus "queridas" pastillas, podría crear un vinculo con lacy, pequeño pero ya era algo...

-¿Ruda y agresiva? ¿Mi mama...? No coincide mucho a lo que usted describe, quiero decir... si, ella me reprende y eso, cuando hago tonterías con mis primos y puede que tenga ataques de ira cuando vemos los deportes juntas... pero siempre ha sido muy cariñosa conmigo. Me cuesta un poco imaginarla como la describes...- Le argumenta lacy, dudosa de esa faceta de su madre. Lincoln se sentía satisfecho y algo orgulloso para sus adentros, el que su hija defienda y exponga de esa manera a lynn era muy buena señal, le hacia saber lo buena madre que fue... el tenia una especie de debate mental, sobre si era correcto o no juzgarlas; él era el padre, claro, pero se ausento por mucho tiempo, mas que todo por cobardía, al auto-engañarse de que lo hacia por el bien de todos, así que... ¿En donde lo dejaba eso...?

-Fueron otros tiempos, lacy... no la reconocerías para nada, salvo en la apariencia. Solo te diré que era muy competitiva, y gracias a ella odie un buen tiempo a las ardillas...

-¿Ardillas?- Pregunta lacy desconcertada, mas una de sus cejas alzadas.

-Sip, pero eso ya es cuento viejo... no vale la pena recordarlo- Dice él, despreocupado y algo nostálgico. Ya en las escaleras, continuaron conversando sobre temas triviales, muy de vez en cuando sobre deportes gracias a lacy, el hombre tuvo que ingeniarcelas para responderle, pues no estaba muy al tanto de temas como que equipos iban a las semifinales o quien levantaba mas en peso muerto; si el hijo de Hafthor Björnsson o el de Eddie Hall, cosas como esa no le llamaban mucho la atención, pese a que lynn dijo todo lo contrario para congeniar mas rápido con la atleta menor.

Ya abajo, van hacia la cocina, lincoln gira su cabeza a la sala brevemente, curioseando que hacia su albina hija; estaba jugando en lo que solía su tan adorada play 4, un raro juego que tenia que ver sobre unos "simpáticos" animatronicos, le era difícil deducir si se estaba divirtiendo o no, gracias a su típica mirada fría y entrecerrada hacia la pantalla... reanuda su caminar a la cocina, entrando a esta, ve a lacy quien lo esperaba en la puerta del sótano, y a liena que preparaba la cena. La joven rubia lo ve y...

"Espero que pueda quedarse, hoy lo invitare a cenar..."- Dijo liena, con una amigable sonrisa, esperando que si acepte.

-Por supuesto que si. Eso huele delicioso, ¿Que preparas?- Pregunta él, con misma amabilidad. Otro pensamiento que acechaba la mente del albino era sobre, ¿Como reaccionaria ella al enterarse de la verdad? No le era difícil ver que ambos tenían una bonita relación de cordialidad. Siendo optimistas, uno pensaría que liena lo aceptaría con los brazos abiertos... pero siendo realistas, no quería creer que la dulce rubia fuera capaz de odiarlo...

Like a StoneWhere stories live. Discover now