Fin

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MARCOS P.O.V.

La miré de reojo, su piel bronceada había cambiado, ahora era pálida, aunque no perdía su brillo, su cabello había caído completamente, pero seguía hermosa.
Tome su mano mientras ella me leía un fragmento de algún libro tonto de amor de los que a ella le gustaban.

Reprimí las lágrimas en cuanto recordé a mi madre diciendo que "No había avances buenos" El cancer había ganado y no había nada que hacer, ella estaba desahuciada y yo con ella.

Acaricie su cabello y ella buscó el calor de mi mano.

-¿Quieres casarte conmigo?.- Pregunte sin pensar causando que ella se sorprendiera.

-Claro.- Dijo sonriendo.

-No estoy bromeando, quiero casarme contigo.- Dije decidido.

-Claro y yo quería conocer Cancún.- Su ironía me hizo reír, me levante y camine hacia la puerta.- ¿A donde vas?.- Dijo triste.

-A conseguir un juez y un anillo.- Le sonreí y camine hacia mi casa.

Le pedí ayuda a mi mamá para conseguir a alguien a esta hora, Mayve se encargó de los anillos y de buscar un bonito vestido para Fernanda.

Después de dos horas, regresé a su casa con Mayve caminando detrás de mi.

-¿Estas loco?.- Preguntó al ver el vestido blanco de princesa que habíamos conseguido.

-Por ti.- Dije simple.

Ella me sonrió, trato de sonreír a pesar de las lagrimas acumuladas en sus ojos.

-Te amo.- Musitó y yo le lance un beso, deje que se cambiara y yo fui a ponerme guapo.

La vi entrar a la sala decorada con flores que mi madre había conseguido, aunque todo fue rápido los más importantes estaban.

Luis fue mi padrino, mientras que Ana sostenía el Ramo improvisado de Fernanda.

Ella estaba hermosa, parecía un Ángel, un ángel que tuvo que pasar por mucho en esta vida tan injusta.

Firmamos él acta y coloque el anillo en su dedo, la bese con fuerza, ella era mi motor, era mi vida.

Su hermano nos miraba desde el otro lado de la sala, se que estuvo mal no haberle pedido su mano como era debido, pero esta mierda me sobrepasaba y quería hacerla feliz.

-¿Te quedarás aquí en casa?.- Me Preguntó el acercándose y asentí.

-Puedo?.- Le pregunte

-Claro, cuñado.- Sonrío en broma.- Hazla feliz, en el tiempo que queda.- Se borro su sonrisa y me dio una palmada en la espalda.

-Lo haré.- Conteste de la misma forma.

Los invitados se fueron y yo me acerqué a ella, la cargue como en esas películas ñoñas de TV y entramos a su recámara.

Sus ojos brillaban y no sabía si era de felicidad o de tristeza, la recosté en la cama a pesar de la risitas nerviosas.

"MAS QUE AMIGOS" (Markitos Toys) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora