"Bueno, déjenme contarles una historia, de una chica y un chico, el se enamoró de su mejor amiga, cuando ella está cerca el no siente otra cosa mas que felicidad, pero ya ella había sido dañada, le rompieron el corazón y eso la hizo ciega, pero ella...
Intente cambiar, vestirme un poco más femenina y ser más sociable, por mi misma, para sentirme bien y sentirme "Bonita".
No quería exagerar, así que por primera vez iría a la escuela con algo más que no serían sudaderas y leggings, puse algo de maquillaje y alise mi pelo, espero que por lo menos Javier lo notará.
Llegue a la escuela y el ya estaba esperando con sus amigos, fue algo sospechoso cuando le toque el hombro y el dejo de hablar asustado, no quise hacer mucho caso, todos tenemos cosas que no queremos que se sepan y yo soy una experta en eso claramente.
-¿Vas al salón?.- Le dije con una sonrisa.
-Si, ahorita te alcanzo.- contestó un poco nervioso, asentí y camine al salón.
Minutos después llegó el y tomó asiento a mi lado y así se fue otro largo día en la escuela. La relación con Javi estaba creciendo, juro que sentía un gran aprecio por el, la confianza había crecido mucho y el me había demostrado ser otro tipo de persona del que yo creía que el era.
-Oye, los chavos y yo iremos a dar el rol en la noche ¿Quieres ir?.- Preguntó Javier cuando salíamos de la escuela.
- ¿Solamente irán tus amigos?.- Pregunté insegura.
-No, obviamente irán sus novias.- Respondió.
-Bueno, si voy.
-Entonces pasó por ti a las ocho.- Dijo despidiéndose cuando vio llegar a mi hermano.
Subí al carro y salude a Pablo, el viaje a casa estuvo de lo más tranquilo, no hubo preguntas y solo se escuchó la música en la radio.
Al llegar a la casa fue lo mismo de siempre, me bañe y elegí ropa para salir más tarde, espere que Javier llegara y cuando lo hizo salimos directo a encontrarnos con sus amigos. No mentía cuando decía que estaba nerviosa, estas personas eran desconocidas para mi, obviamente yo salía y mucho, pero no conocía a nadie más que a mis amigos.
-¿Quieres un Shot?.- Me preguntó Talia la novia de Ruben uno de los amigos de Javi, negué con la cabeza y seguí tomando de mi Coca Cola.
Ahora mismo nos encontrábamos en una casa de uno de sus amigos, después de pasear por la ciudad se aburrieron y compraron las bebidas para estar tranquilos en una casa. Mire a Javier a lo lejos platicando con sus amigos así que tome mi celular para meterme a WhatsApp, tenía muchos mensajes en el grupo de "Team Chingon", a mi no me miren, el nombre se lo puso el chiquete. Ignore todos los mensajes por que la mayoría de las veces siempre eran cosas desagradables que mandaban, se les olvidaba que una mujer también estaba en ese grupo. Abrí mi Instagram, me arrepentí en ese momento, la foto de Marco con su Ex saltaba a la vista, lo peor es que el ya lo había hecho público.
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Me odie a mi misma por no poder dejar de verla, examine cada parte de ella, busque algún error inocentemente pero no lo había, eran la pareja perfecta sin duda. Agradecí mentalmente cuando Talia insisto en que tomará un trago y esta vez lo acepte llevándolo directo a la boca sin respirar, el líquido recorrió mi garganta quemándola un poco, ella me tendió un pedazo de limon contenta, necesitaba más.
Yo sabía que el no podía fijarse en mi y aún así yo terminaba por emocionarme cada vez que el estaba cerca, yo debería ser ella, yo tendría que estar en ese lugar, nadie lo había querido tanto como yo.
Pero no lo era.
Disfrute la fiesta sin lugar a duda, intente olvidarlo y sacarlo de mi cabeza con tequila, limon y sal, ¡Vaya que resultó!.
No supe que fue de mi, desperté de una habitación de hotel, sin ropa y sin nadie a mi lado.
Me lamenté a mi misma por rebajarme a ese nivel y hacerme ver como una cualquiera, había perdido mi virginidad y lo peor es que no sabía ni con quien.
Ignore las llamas que Pablo me habia hecho y Marque el número de Javier pero mandaba directo a buzón, recogí mis cosas con la poca dignidad que me quedaba y salí del hotel sintiendo las miradas de todos a mi.
Pedí un Uber no sin antes revisar que mi efectivo estuviera a salvo.
Obviamente el regaño por parte de mi hermano mayor no podía faltar, pero algo pasaba en mi que no captaba nada, cada palabra que salía de la boca de Pablo y que en algún momento me haría sentir culpable no estaba.
Esta no era yo, Eduardo me había roto y el nisiquiera lo sabía.
