Manejaba con lentitud, era como si conduciera en piloto automático, no podía evitar que la tristeza lo invadiera de nuevo. Había olvidado ésta sensación, desde la muerte de su hermano Alexander nunca creyó que asistiría a un entierro de nuevo.
Apretó el volante con fuerza.
Desde que despertó en la mañana y se miró al espejo se sintió extraño, porque Louis siempre le llamaba a las cinco de la mañana solo para molestarlo, a veces iba a su departamento para preparar su desayuno, después ambos iban a la comisaria mientras Louis contaba sus chistes tontos o le contaba alguna anécdota.
La soledad lo invadió de nuevo, el silencio era tortuoso.
Ingresó al cementerio y estacionó bajando de su coche para caminando hasta llegar donde estaba su jefe y los demás policías.
-Malik, creí que no vendrías -comentó Johnson poniéndose a un lado del azabache sin dejar de mirar al frente dónde estaba el féretro de Louis.
-Lamento llegar tarde -manifestó Zayn mirando también al féretro.
-¿Quieres decir algunas palabras? -preguntó Johnson.
El moreno solo negó con la cabeza.
-Bien, creo que yo lo haré -soltando un suspiro.
Johnson caminó hasta el féretro poniéndose delante de todos los policías quienes saludaron llevando la mano a la sien derecha con la palma de frente.
-Hoy es un día de esos en los que parece que mañana no saldrá el sol -empezó a decir Johnson mirando brevemente a Zayn- Hoy es un día en el que hemos perdido a un compañero, un amigo, un hermano. Hoy es un día triste y gris para la policía de esta ciudad. Un día que quedara marcado con dos crespones negros en el calendario de nuestra vida. Hoy en el día de su fallecimiento,venimos unidos como cuerpo de policía y como familia a despedir y a honrar al comisario Tomlinson que ha fallecido de la mejor manera que puede fallecer un agente, de uniforme. Pero el comisario Tomlinson no era solamente un policía, personalmente puedo decir que era mí amigo como de muchos otros, siempre tenía algo que decir, si podía ayudar a alguien lo hacia sin pedir nada a cambio, Tomlinson podía sacarte una sonrisa con cualquier tontería. Era un buen policía, un excelente comisario pero una mejor persona.
(...)
Todos se habían ido, excepto Zayn, quién estaba frente a la lápida de Louis.
-Ni siquiera sé porque estoy aquí -susurró el azabache- No sé como siquiera me levanté ésta mañana. Eres un idiota, ¿Por qué no me pediste que te acompañara? ¿Por qué no me dijiste nada de ésta investigación ni del operativo? Yo te habría ayudado y nada de ésto estaría pasando -tomando un hondo respiro mientras bajaba la cabeza- Ni siquiera pienses que te libraste de mí, vendré a visitarte cada vez que pueda.
Después de unos minutos en silencio, Zayn levantó la mirada y se dió media vuelta caminando hacía el estacionamiento.
Estar de nuevo en un cementerio le llenaba de nostalgia que era casi insostenible.
Llegó hasta su coche y comenzó a conducir.
Manejó por un buen rato hasta llegar a un bar que no conocía.
Ya eran casi las seis de la tarde por lo que quizá un par de tragos le haría bien.
Ingresó al bar y el olor a cigarrillos y alcohol inundó sus fosas nasales.
Vió a algunas personas en la barra y otras en las mesas hablando entre sí.
Zayn caminó hasta la barra y sentándose en taburete pidió un vaso de vodka con mucho hielo el cual se lo bebió de un solo trago para después pedir otro.