Nevi – Cadillac, Michigan
Comisaría, Dic 8:00amSentado en una fría y hermética sala de interrogatorios, espero la llegada de la única persona que puede salvarme en estas circunstancias, ensayando mi mejor cara de cachorro abandonado para mirarla cuando le pida una vez más el favor de siempre.
El problema es que hace más de un año que no nos hemos visto y no estoy seguro de qué manera sea apropiado saludarla después de la forma en que nos despedimos. ¿Un abrazo? Todavía estoy esposado, obviando el hecho de que no sería muy profesional para una oficial de policía abrazar a un sospechoso. Por otro lado, dudo que los abrazos se encuentren en el repertorio permitido de saludos entre nosotros. ¿Un beso? Peor todavía...
Escucho voces afuera y me tenso en mi lugar, apretando los labios.
Poco después se abre la pesada puerta de acero, y en el umbral aparece una mujer alta, vestida de forma masculina, con una cazadora azul de plumas abierta al frente, bajo la cual lleva un suéter gris, y jeans oscuros con botas militares. La reconozco sólo por la marca personal de su peinado cabello —lacio, de corte recto con el flequillo a un lado—, pues ya no tiene el color de cabello que tenía la última vez que nos vimos.
Habla un momento con alguien a quién no puedo ver junto a la puerta, antes de adentrarse en la sala con expresión seria, cerrando a sus espaldas.
Lleva lentes de sol estilo wayfarer, pero no necesito ver sus ojos para saber que está enfadada; lo intuyo por la forma en que se tensan sus finos labios en una línea; gesto que me transmite una familiaridad nostálgica. Aun cuando su expresión no es la más cálida o acogedora, me alegro de verla.
Ella se detiene con los brazos en jarras frente a la mesa y me examina desde allí con una ceja en alto descollando por encima del armazón de sus lentes.
—El castaño te va bien —observo.
—Y tal parece que a ti todavía te van las rubias.
Adivino que se refiere a la chica del motel, Celia, y ciño los labios sobre los dientes emitiendo un siseo al darme por enterado con eso de que ya se han conocido. Brooke da una cabeceada con las cejas en alto para indicarme que ya lo sabe todo y que estoy en aprietos, y viene a sentarse frente a mí, del otro lado de la mesa.
—Bien. Espero que tengas una buena coartada para despertarme a las cuatro de la mañana y hacerme conducir dos horas hasta aquí esperando que libere tu culo una vez más.
—¿Significa que mi culo es libre? —le sonrío inocentemente, como un niño esperando suavizar la ira de una madre, pero me basta con ver su gesto para saber que es un poco más complicado que eso.
—¿Esto es una maldita broma para ti? —articula, inclinándose lentamente en torno a mí.
Doy un sonoro bufido, cruzando los dedos al frente, como en el afán de una plegaria, y dejo caer la cabeza entre mis brazos:
—No lo es. Sé sincera... ¿Qué tan jodido estoy?
Brooke se reclina en el respaldo de su silla y se quita los lentes oscuros. No acostumbraba usar demasiado maquillaje, pero ahora no se ha maquillado nada y puedo ver en sus ojos el rastro dejado por pocas horas de sueño que acabaron de modo abrupto.
—Todo lo que tengo para trabajar es a una mujer histérica.
Asiento paulatinamente sin atreverme a mirarla.
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HUNTERS ~ vol.2 | COMPLETA
ParanormalHabiéndose revelado sus respectivos pasados, Byron y Nevi consolidan su alianza. Sin embargo, el plenilunio se acerca, y la situación de Caleb no augura nada bueno. Por otro lado, ambos cazadores saben que no podrán quedarse en Philadelphia para sie...