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22 de enero del 2019

Tayler Alabi.

Escucho sus protestas y reclamos, pero no les hago caso y sigo guardando rápidamente mis pertenencias en la maleta.

— Tayler, piénsalo bien. No es necesario llegar a ese extremo__ Edward, intenta detenerme por octava vez.

— No voy a cambiar de opinión. Gracias por recibirme aquí, pero ya es hora de que piense que va a pasar con mi vida y para eso necesito distancia.

Termino de guardar cerrando la puerta detrás de mi. Bajo las escaleras arrastrando las maletas sabiendo que el taxi debe estar por llegar.

Edward no se rinde y sigue molestando, aunque es obvio que no cederé. Entiendo su desconcierto, no le había informada que me iba, pero es necesario. Realmente, estaba planeado hacer algo más cobarde: irme cuando él no estuviera. Por lastima el plan no salió muy bien ya que Edward llegó antes de lo previsto.

Me da miles de excusas, pro y contras de irme, sin importarle cuantas veces le repita que me voy.

¿ Cuándo entenderá que me duele seguir aquí?

Todavía el recuerdo de hace seis días está fresco en mi mente. Tan hermosa a lo natural, sin una gota de maquillaje ni ropa exagerada, se veía nerviosa de una forma adorable que me partió el corazón. Aunque esté se lastimo más al notar lo palida que estaba su piel, las ojeras colgando de sus hermosos ojos y lo irritados que estos se veían. Eso me tentó a olvidar todo y sujetarla entre mis brazos, besar esos labios algo quebrados. Cuidarla, amarla.

Solo una cosa me detuvo: saber que ella no vino por voluntad propia, si no que fue un engaño de los rubios para unirnos, si hubiera sido ella la que me buscará todo fuera tan diferente.

Pero no, fue Edward el que me llevo allá con mentiras. Y que para que lo ayudara a cargar unas cajas de esa casa.

Que sopresa la mía al encontrarme a esa morena de ojos brillantes y sonrisa encantadora.

Ahí, entendí que me era imposible olvidarla. No importa cuánto me hunda en el trabajo, Shannel siempre estará en lo más profundo de mi.

Especialmente porque estoy viviendo con el mejor amigo de ella y así las cosas se complican,  requiero de espacio para pensar. Deseo poder relajarme y si eso lo voy a obtener a distancia, pues que así sea.

Shannel Smith.

El ser humano es tan masoquista y no solamente en lo físico sino que también en lo mental. Siempre hay cosas que nos hacen daño solo con verlas o recordarlas, nos lastima de cierta forma que nos deja más heridos que antes. Entonces, si es así ¿ Por qué seguimos buscando eso que nos lastima?

¿ Por qué, apesar de que me rompe el corazón, continuo viendo foto por foto?

No me detengo, las lágrimas han vuelto como la mayoría de veces, y mis constantes sollozos y lamentos reinan en toda la casa como un eco, un recordatorio de que sufro. Pero estoy sola, nadie vendrá a consolarme y menos la persona que espero.

Y no por pesimismo, sino que él mismo lo aclaro en mi cara. Él se canso de luchar por mi, es momento de que yo sea la que se esfuerces por está relación. No obstante, aquí sigo como alma en pena: cobarde y triste, que no se atreve a moverse.

¿La razón?

Porque tengo miedo, uno grande y fuerte que transcurre por todo mi cuerpo. Hace mucho tiempo me esforcé y di hasta lo último por una persona. Cambie, baje la cabeza ante alguien, me perdí en el camino, ¿ Para qué? Para nada.

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