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Narrador Omnisciente.

El sonar apresurado de unos constantes pasos, era lo único que se escuchaba en ese solitario pasillo, una leve respiración agitada y un pulso acelerado demostraban que una persona era el responsable del sonido.

Paredes blancas con rayas azul palido, puertas negras y luces amarillas. Esas cosas que siempre tienen los hospitales y este no es la excepción. Porque, aunque nadie desea estar en uno, todos algunas vez pasamos por uno de esos pasillos, justo como ahora Tayler camina por ellos.

Por fin esa trayectoria desolada se terminaba para dar paso a una pequeña sala con cuatro personas, las cuáles, voltean rápidamente para enfocar al recién llegado. Diferentes pieles, varios colores, pero todos tenían ese mismo brillo de preocupación y dolor en su mirada.

¿ Quien estaría feliz sentado en la sala de emergencia de un hospital?

Ellos no, te lo aseguro

—¿ Cómo está?__ musitando casi inaudiblemente, el árabe hace esa pregunta a la que todavía no hay respuesta.

— No sabemos todavía__ Amber, se arriesga a contestar ante el estado mudo del resto.

— ¿ Qué rayos sucedió?__ con voz ronca, se tira a una de las frías sillas de espera. Los dedos pálidos se enrollan en las hebras oscuras de su cabello. Desesperado y abatido, intenta controlarse y no caer en la desesperación.

Tantas posibilidades que se arremeten en su cabeza. Esa exasperación que acelera aún más su entrecortada respiración.

Un sentimiento sombrío y aterrador que llega al pensar en que ella podría...

No, no.

Se negaba a pensar que eso podía pasar. Ella es fuerte, ella tiene mucha vida por delante, ya no le importa si no es junto a él, mientras que Shannel este viva y feliz, él intentaría seguir adelante.

— Estábamos hablando y de repente... De repente, se fue__ en un murmuró entrecortado, la voz desganada de la Señora Smith responde la pregunta de Tayler__ ¿ Por qué salió corriendo, Edward? Todo paso después de que llegastes.

— No se que paso... Sucedió tan rápido__ inhala tratando de recordar las cosas, aunque es casi imposible ya que su mente es un cortocircuito__ Yo solo quería que ella luchará por lo que quería... Animarla a no rendirse, pero no crei que saliera así...

— ¿ Por qué se fue? Responde__ aprieta los dientes Tayler, queriendo respuesta y no rodeos__ Dilo ya.

— Le dije que tú te ibas de Venezuela, que te perdería si no reaccionaba rápido... Ella dudaba, tenía miedo. La alenté a continuar, a dejar el pasado atrás. Hasta que ella lo decidió, agarro las llaves del auto y se fue.

La afonía se expande por la pequeña sala. Como si el frío se colará por los huesos, escalofriante, lleno de agonía.

Distintas reacciones y maneras de actuar.

La número uno es el desosiego de los padres de Shannel, sin reacción y en una especie de shock.

Amber, en el limbo con las ganas en la garganta de gritar y maldecir al mundo, contra llorar suplicando que su mejor amiga este bien.

Edward, después que los vocablos lo abandonan, se instala es un trance lleno de culpa.

Y por último, tenemos a Tayler. Él cuál reacciona de muchas maneras.

Se siente perdido.

En el limbo.

Y culpable, muy culpable.

Hoja En BlancoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora