❤️Epílogo ❤️

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20 de septiembre del 2020

Me veo al frente del gran espejo que ocupa una pared completa. Si, es algo lujoso, pero no saben cuánto lo adoro. Y más hoy por el espléndido reflejo que me da: soy yo enfundada en un vestido de brillantes azules el cual, a medida que va bajando cambia de color a un dorado dándole un toque mágico, este me llega unos dedos arriba de mis rodillas siendo ajustado a mi cuerpo con mangas y escote en V por ambos lados, los pies están cubiertos por tacones plateados de tiras. Sé que me matarán al tiempo, pero valen la pena.

( Para ser bella hay que ver las estrellas) dictamina su regla de oro alistándose también para esta gran ocasión.

Y dedo admitir que Pepe grillo está genial, más no me gana. Mi atuendo está para morirse, sumándole el maquillaje ligero que resalta mis ojos y el tono rojo que relucen mis labios, decidí soltar la melena lisa que tiene rulos en las puntas ahora pintadas de un color dorado, una pequeña diadema de diamantes adorna mi cabeza ( regalo de Tayler por cierto) y los brillantes accesorios que me hacen resaltar.

Viendo el resultado final, siento que me amo más a mi misma. Sonará ególatra, pero me amo y ahora aprendí a decírmelo y a hacérselo saber al mundo. Le guiño un ojo coquetamente a mi reflejo y todo, para que vean cuánto han cambiado las cosas en dos años y medio.

Iniciando por que hoy me graduó de odontóloga, con veintitrés años soy legalmente una doctora. De dientes, pero doctora al fin y al cabo.

Y la alegría que hay en mi no tiene límites.

—¿ Lista?__ mi papá se acerca a mi con la toga y birrete que debo usar, me duele saber que tendré que esconder mi bello atuendo. No obstante, me recuerdo que solamente son unas horas, que después podré lucirlo en la fiesta de graduación.

— Mega lista, aunque quiero vomitar__ admito poniéndome el nuevo atuendo azul y el birrete del mismo color, intento no arruinar el peinado así que tardo más.

— Vomita luego de la fiesta.

— Que gran apoyo__ ironizó viéndome otra vez en el espejo de pared.

— Hermosa, mi niña. Mi gran orgullo __ susurra con sus ojos brillantes poniendo sus palmas en mis hombros. Le sonrió viendo el reflejo de él atrás mío.

( ¡¡Somos el puto orgullo!!) Vitorea con los brazos en alto y cerveza en mano.

La chica puede salir de Venezuela, pero su conciencia siempre será rumbera.

Río dando la vuelta, abrazo a mi progenitor con ganas de gritarle al mundo que lo logré.

—Ya mucho sentimentalismo, vamos antes de que terminen y se pierdan el placer de darte tu diploma__ me guiña un ojo guiandome de la mano.

Sonrió, sabiendo de donde saque el ego.

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La fila es casi interminable, siento que llevo una vida aquí parada esperando a que sea mi turno.

— Ya casi, ya casi...__ musitó para mí ansiosa. Giro un poco el rostro buscando con la mirada a mis familiares.

Los encuentro en primera fila, mamá, papá y algunos tíos. No me esfuerzo en buscar a Javier y Edward ya que ellos también se gradúan hoy. Es más, no debe de faltar mucho para que sean nombrados. A las que si veo, son a Melanie y Amber sonriendo. Lo que me recuerda la graduación de la rubia a la que fuimos hace un mes, y la de Melanie que por desgracia no pudimos asistir. Era escuela privada así que “cualquiera" no podía entrar. Pero después lo recompensamos con rolo de rumba.

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