Entro a casa con mil sensaciones en mi cuerpo por lo que acababa de pasar en aquel auto. Es como si quisiera probar más de él. Me acuesto y tardo en consolidar el sueño, doy vueltas y vueltas, pero al fin me termino durmiendo con una sonrisa.
Ayer nos besamos.- solté mientras estábamos en el escritorio viendo unos diseños.
Bueno eso.- soltó sam y me miro fijo.- se besaronnn.- grito y asistí riendo.- y qué más.- soltó ansiosa.
Y nada, fui a cenar a su casa como te dije.- asistio.- y luego cuando me dejo en la mía nos íbamos a saludar y el giro su cara y.- me desplome en la silla.- no se, estoy echa un lío.- suspire.- no me ha mandado ni un mensaje ni nada, tal ves no fue lo correcto.- solté.
A ver no pienses así.- dijo.- piensa por primera vez en positivo por algo de tu vida.- soltó.- no te hagas la cabeza, seguro ya te mandará.- solto dándome ánimos.- y la próxima te llevará a su cama.- soltó.
Samanthaaa.- le grite mientras reíamos.
Tiene pinta de ser bueno en la cama.- soltó y reí negando mientras la miraba.
Ni siquiera me hablo luego de un simple beso, no creo que lleguemos a eso.- solté.
No te confíes tanto, todo llega.- dijo y reí mirándola.- más con el, se nota que tiene todas las intenciones contigo.
No se de donde sacas tantas cosas la verdad.- dije mirándola.- mejor terminemos esto.- dije volviendo a aquel papel.
Bueno a mi me gusta como queda el bordado en esta campera.- soltó luego e un rato mostrándome y mire detalladamente.
Si, solo hay que tener cuidado con el color que se usa.- asistio mirándolo.
Este te parece.- señalo mostrándome y asistí.
Creo que sería un buen conjunto.- ella asistio y anotó, mi móvil sonó, era el.- Hugo.- solté y ella me miro sonriendo.
Estás trabajando.- pregunto directo.
Eh si, aún no salí.- dije y sam me miraba espectante.- pasó algo.- pregunte.
Necesito verte.- sam sonrió de inmediato.
Te lo dije.- susurro y aguante mi risa.
Ahora.- pregunte.
Si, si puedes, no voy a robarte tantos minutos.- dijo.
Es que.- sam me negaba y me hacía seña para que acepte.- bueno si.- solté finalmente.
Me mandas la dirección y en cinco estoy ahí.- soltó.
Esta bien.- solté para luego cortar y mándale.- se lo escuchaba raro.- solté.- te dije sam, seguro el beso cago esa buena relación que tenía.- dije frustrada.
Ve y fíjate qué pasa.- dijo.- y si tienes que volver recién mañana por estar con el, hazlo.- soltó y reí negando.
No me tardaré nada.- solté y me puse mi campera de cuero.- nos vemos en un raro.- bese su mejilla.
Suerte.- chilló y reí yéndome.
Tal y como me dijo en minutos estaba allí aparcado en su Peugeot. Así que me acerque y subi.
Hola.- sonreí subiendo.- pasó algo.- pregunte y sin darme tiempo a reaccionar su boca ya estaba junto a la mía.
Acaricie su nuca cuando reaccione, estaba vez el beso fue más desesperante que el anterior, haciéndonos notar que ambos queríamos más. Nos separamos y me miro fijo.
Lo siento, necesitaba verte, tenía muchas ganas de volver hacer esto.- solto.- no puede dejar de pensar en el beso.- dijo mientras acariciaba mi mejilla y asistí para bajar mi vista.
Me pasó lo mismo anoche, está mal esto.- pregunte encontrándome con su mirada de nuevo.
No, va no lo se.- rio y solté una risita.
No me mandaste nada anoche, pensé que te habías incomodado.- dije y nego.
Solo me quede echo un lío pensando si estaba bien o arruinaría nuestra confianza.- dijo acomodándose en el asistio mirándome.
Me pasó igual.- solté con una sonrisa nerviosa.- pero tranquilo que por mi parte está todo bien.- dije.
Por la mía también.- soltó sonriendo y asistí.- debes volver a trabajar.- pregunto.- o podemos ir almorzar si quieres.- solto.
Debo volver.- dije con una mueca.- pero si quieres a la noche quedamos.- solté y asistio con una sonrisa.- quedamos así entonces.- solté.
Luego vemos donde.- asistí mirándolo.
Me quede mirándolo unos segundos fijos, vi como sus ojos miraron mis labios y esta vez fui yo la que avance para que nuestras bocas jueguen. Luego nos separamos con una sonrisa y baje para volver a trabajar feliz y con mi amiga que gritaba mientras me hacía mil preguntas. Mi día transcurrió y en la noche ya estábamos juntos, otra vez en su casa por comer. Desde la mesa lo miraba, mientras él cocina para mi, no entendía que era toda esa revolución que había dentro de mi cuerpo.
Estás bien.- pregunto y volví a la realidad.- Eva.- soltó preocupado.
Que me decías.- dije mirándolo.
Si estás bien, pasa algo.- pregunto mirándome preocupado.
Si, si pasa.- dije parándome y me acerque rápidamente a besarlo.
Sus manos apretaron fuerte mi cintura haciéndome pegar más a él, mientras que mis manos tiraban de su pelo. Me empujo hasta la mesada y allí me subió, sus frías manos recorrían mis espalda por debajo de mi remera. Dejo besos en mi cuello y acaricie su espalda hasta llegar al filo de su remera, la levante y la tiré a un lado, él me miro sonriendo. Me acercó más a él y volvió a besarme, poco a poco mi remera subió y me imitó. Con su mano me atrajo hacia él y me colgué en su cintura, para comenzar a caminar. Me baje mientras nuestras bocas no se separaban. Al pasar por al lado de la cocina frenamos unos y apago las hornallas. Para luego seguir nuestro camino, donde parábamos bastante veces contra las paredes. Llegamos a su habitación y me tiro allí en el medio de la cama.
Estás segura.- pregunto mirándome fijo.- podemos parar acá y no pasa nada.- dijo un poco agitado.
Sigue.- solté y sonrió.- quiero lo mismo que tu.- dije para que nuestras bocas vuelvan a juntarse.
La ropa poco a poco desapareció, ya se podía sentir el calor entre ambos. Nuestras bocas jugaban y mordisqueaban. Sus manos recorrían mi cuerpo, jugaban en algunas partes y mi boca se lo hacia notar que me gustaba. Mis manos recorrían su espalda y su nuca, jugaban con su pelo. Podía sentir sus gemidos en mi oído, mientras dejaba besos en su hombro, nuestros cuerpos se entendían a la perfección, como si estuvieran hechos el uno para el otro. En ese cuarto ya no se escuchaba la ciudad de Nueva York, sino nuestros gemidos, suspiros y las ganas de más.
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Entre balas.
Teen FictionEva era una chica normal, ahora escapa de su pasado. Hugo hará su trabajo para ayudarla. Sin saber lo que se venía, sin esperar aquellos sentimientos que iban aparecer entre balas.