31.

1K 64 7
                                    

HUGO.

Los días eran difíciles, más para ella. No se levantaba de la cama, no hablaba, casi ni comía. No quería que se deprimiera, porque podía llegar a pasar. Pasaba horas en mi escritorio buscándole una vuelta a todo esto, llorando incluso, solo. Todo cambió cuando Jesús me llamo y me pidió que le contara que había pasado. Algunas cosas les parecieron raro, que yo habiendo ejercido esa profesión se me pasó. El con su capacidad empezó a trabajar, para el nuestro hijo estaba vivo. El que me lo allá dicho me hizo erizar. Se puso a trabajar y me daba detalles, yo no podía trabajar el caso, no me lo permitió. Con el equipo que tenía el mañana mismo podría traerme a mi hijo, lo sabía. Fue como una esperanza, una esperanza que debía compartir con ella. Necesitaba que empiece a luchar junto a mi. Desde el día que le conté había pasado una semana, una semana en donde la empecé a sentir. Donde estaba por la casa o el jardín, donde desayunaba y comía conmigo. Me preguntaba cosas, estaba desesperada, yo estaba igual, pero por ahora nada y eso traía algunas peleas, todo a base de la frustración.

No quiero comer.- solto. Hoy no estaba siendo un buen día.

Eva.. por favor, levántate a comer.- dije paciente, llevaba unos minutos ya insistiendo.

Joder que no quiero Hugo.- grito levantándose. Tenía la bandeja en mis piernas, por lo tanto me hizo volcar algunas cosas.

Mierda.- grite y me levante.- porque eres así.- solté.- hago de todo, de todo por verte bien. Veníamos bien, porque posiblemente recuperemos a nuestro bebé.- dije.- y ahora otra vez así y te entiendo eh.- le dije mirándola fijo.- porque entiendo la situación, porque sino recuerdas yo también lo perdí.- mis ojos estaban ya por aguarse.- tambien me duele como a ti y aun así todo los días trato de salir adelante, trato de poner todo de mi por nosotros. No creo que me merezca tu trato así, ya no puedo más, no puedo más con esto, estoy superado.- dije y ella me miraba en shock por como le estaba hablando.

Pues déjame entonces.- soltó, pensé que cambiaría su actitud pero no.

Si es lo que tanto quieres dímelo, dímelo y no tenemos que pasar por esto.- solté y me miro.

Quiero terminar con esto.- soltó y me paralice.- no podemos seguir.- dijo y asistí mirando la bandeja.

Tuve una reacción poco agradable, pero tiré toda la bandeja al piso. Ella grito de susto y salí de allí dando un portazo. Mis lagrimas no tardaron de aparecer, me senté en el fondo del patio, con mi cigarro y mis lagrimas. Estaba frustrado, dolido. Había perdido a mi hijo, a mi bebé, ahora a mi mujer. La entendía, trataba de hacerlo cada día, porque cada día que me levantaba de aquella cama era por ella. Para volver a verla como antes, aunque sabia que nada cambiaría ese dolor que sentía. No pensé que íbamos a llegar a esto, a qué me deje. Llame a Rafa a ver si me hospedaba hasta mañana conseguir un lugar fijo donde quedarme y rápidamente me dijo que si. No sé cuánto tiempo pase allí pero agarré fuerzas y me levante de allí.

Hugo yo..- soltó cuando entre a la habitación, ya había recogido la bandeja, tan solo negue y fui al vestidor. Baje una de las valijas y la ubiqué en el piso.- perdóname.- escuché atrás mío.

Esta bien Eva, te juro que te entiendo.- solté agarrando cosas y las tiré adentro.

Por favor no te vayas.- dijo con su voz rota.- Hugo para por favor, hablemos.- soltó pero yo seguía.- para para.- me grito corriéndome la valija.

Tu me dejaste, ya no quieres estar conmigo, para que voy a seguir aquí.- le solté brusco mirándola.- déjame.- dije haciéndola a un lado y fui a buscar de nuevo la valija. Ella me abrazo por atrás fuerte y me detuve.

No quise decir eso, no me dejes por favor.- dijo quebrada.- no quiero terminar contigo, jamás quisiera eso.- soltó y tan solo la escuché.- la situación nos superó a ambos y sé todo lo qué haces por mi y yo tan solo arruino todo con mi actitud, pero me sale así, no puedo mantenerme viva.- dijo y respire aguantando mis lagrimas.

Yo solo quiero ayudarte.- solté y me soltó, aproveché para darme vuelta.

Lo se.. por eso te pido perdón, por lo idiota que estoy contigo, por ser la peor compañera, tú mereces a alguien mejor.- soltó mirándola al piso. Me acerque a ella y agarré su cara con mis manos para que me mire.

Yo no necesito a nadie más que a ti...- solté.

No me dejes por favor, perdóname, lo siento mucho.- dijo mirándome y seque sus lagrimas.- no puedo soportar perder a otra persona que amo, tú no.- soltó y me abrazo fuerte. Cerré mis ojos y acaricie su espalda, ella se aferró a mi, sin dejarme salida.- te amo demasiado y se que ambos podemos salir juntos de esto.- solto.

Claro que podemos.. solo déjame ayudarte.- dije.- porque te amo igual o más que tú.- solté y me miro.

Claro que no.- soltó mirándome con una sonrisa mientras negaba.

Sabes bien que si.- bese su nariz.

Me perdonas.- pregunto mirándome fijo y mordí mi labio asistiendo.- deberías dejarme tu, estoy echa una idiota.- soltó.

Eso no pasará.- solté y sonrió.

Pasó sus brazos por mi cuello y junto mis labios. Sabía que estaba haciendo un poco de puntitas, me daba ternura. La rodee con mis brazos haciéndole saber que no quería separarme. Me empezó a empujar mientras nuestras bocas seguían jugando. Al llegar a la cama me giré y fue ella la que cayó. Poco a poco nos acomodamos.

No podemos.. nada.- soltó separándose de mi.

Mierda, lo olvidé.- dije y soltó una risita.

Puedo complacerte.- solto pícara y negué.

Solo necesito tus besos.- dije y mordió su labio.

Luego volvió a enredar sus manos en mi cuello para juntar nuestras bocas. Besos lentos, intensos, apasionados. Mordiscos, estirones, juegos. Así nos pasamos un rato largo, nuestras bocas no querías separarse, nosotros menos. Nos hacía mal, pero debíamos quedarnos con las ganas de volvernos a entregar a la pasión.

Entre balas. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora