Capítulo 1

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Natasha Petrov

─Métela toda, maldita sea contigo Sebastián. ─ Bufo mientras veo como el imbécil que tengo entre las piernas, ni meterme su polla puede. 

─ Voy, voy. ─ Contesta el idiota que ni para follar bien sirve, estoy cansada vengo llegando de una misión en el sur de Polonia y lo único que ocupo es sexo y este hombre no está haciendo bien su trabajo.

Mi paciencia se termina, lo empujo y en un ágil movimiento quedó montada arriba de él, se queda viendo mis tetas como idiotizado, agarro su pene y lo acomodo en mi entrada, de una sola estocada la meto en mi interior. 

Sebastián emerge un gran gemido cuando siente cómo su pene entra, al fin me siento llena de él, gimo mientras me quedo un segundo quieta para acostumbrarme a su tamaño, aunque ya hemos follado antes él tiene un tamaño considerable así que tengo que esperar un segundo.

El coloca sus manos en mi trasero incentivándolo a que me empiece a mover.

─Eres tan deliciosa Sasha. ─ Me dice mientras yo empiezo a dar movimientos sobre su pene, no le contesto y solo suelto un gemido de satisfacción, tres semanas sin sexo es mucho para mí, pero todo sea por la patria.

Sebas se levanta un poco mientras yo sigo saltando sobre él, se coloca sobre el respaldar de la cama quedando sentado, sigo moviéndome sin parar, duro como me gusta, colocó ambas manos en la pared para darme mayor soporte y así mis movimientos sean mayores.

Siento como el soldado Ferrer agarra mis tetas con sus manos, empezando a dar ricos masajes sobre mis botones rosados, cuando siente que ya ambos están lo suficiente erectos se mete uno de ellos en la boca, gimo fuerte ya que mis senos están sensibles han pasado días desde la última vez que follamos.

Agarró fuerte su pelo para que no deje de lamer y besar mi pezón, esto se siente tan delicioso. Sus dientes jalan y muerde, creo que me quedaran marcas después, pero realmente no me importa se siente rico como maltrata mis pechos.

Intensifico mis movimientos sobre su gran erección. 

Ya llevamos casi un año dándonos placer mutuo. Él recoge mi cabello en una coleta con una mano, mientras que con la otra agarra mi cuello y me empieza a besar desesperadamente, puedo sentir que estoy a punto de llegar a mi primer orgasmo.

Voy sintiendo como mis paredes vaginales se contraen, gimo y no dejo de moverme, dándome más placer con el pene de Ferrer.

El orgasmo llega dejándome satisfecha. Sebastián agarra mi cara y me da un beso arrasador, con fuerza mientras todavía su pene está sobre mi cavidad, sé que el no llego a su orgasmo así que saco su polla de mí y me coloco en cuatro para que el soldado se termine de satisfacer conmigo.

El no tarde ni un segundo en colocarse detrás de mí, me propina una nalgada que logra volver a encender me.

A como vamos no creo que salgamos pronto de este cuarto... Y yo realmente necesito mucho sexo, siento como mete su pene, gimo

─Estas tan apretada como siempre, deliciosa coronel. ─ Me dice mientras agarra mi cabello y lo jala para atrás, dándome un beso fuerte en el proceso solo gemidos logran salir de mi boca ya que sus estocadas están siendo rápidas y violentas.

En esta posición lo siento todo. Sebastián no dura mucho cuando siento como se deja venir, siento el líquido caliente esparcirse por mis nalgas. Bendita inyección, pienso. La verdad es que no soy amiga de los condones. 

Me dejo caer en la cama rendida por esa primera ronda. 

─ Te extrañe. ─ Me dice Sebastián con voz ronca.

Corazón de HierroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora